viernes, 17 de diciembre de 2010

SIMON & GARFUNKEL - PARSLEY, SAGE, ROSEMARY AND THYME




Fans de Simon & Garfunkel hay por montones, no es novedad.
Lo que les da cierta individualidad es que cada uno tiene un disco favorito.
Hay los que adoran el perfeccionismo musical de 'Bridge Over Troubled Water'; los fanáticos del pop de avanzada de 'Bookends'; los que se rinden ante el efectivo melodicismo de 'Sounds of Silence'; por último, también están los puristas del folk que tienen en un altar a Wednesday Morning 3 AM.

Yo, en cambio, estoy enamorado del sonido barroco y luminoso de 'Parsley, Sage, Rosemary & Thyme'.

Desde un comienzo se nota que el dúo neoyorkino decidió abandonar el inmediatismo del disco anterior por la búsqueda de nuevas propuestas. El folk electrificado cedió el protagonismo a un sónido acústico, orquestado de forma sublime, sobre el cual se sostiene el mejor trabajo vocal del grupo.

Prueba temprana de ello es el clásico "Scarborough Fair / Canticle", un delicado arreglo vocal y melódico de una canción folk tradicional, donde las armonías del grupo suenan vitales como nunca, y donde el misterioso clavicordio del último verso suena tan natural que parece haber nacido junto con la versión original.

"Homeward Bound" es otro de los muchos clásicos presentes aquí, con una de las mejores guitarras de Simon.
"The Dangling Conversation", con sus letras melancólicas y onírico arreglo de cuerdas, así como el positivo y juguetón mensaje de "The 59th Street Bridge Song" son otras de las canciones que dejaron huella. Lo mismo va para la hermosa "A Poem on the Underground Wall", donde la obsesión de Simon con los filósofos del subterráneo cobra en esta ocasión mayor fuerza y sinceridad.

Pero así como Simon se luce con la parte instrumental y contenido lírico, Garfunkel brilla con luz propia en mi canción favorita del grupo, "For Emily, Whenever I May Find Her", donde realiza con maestría y valentía un solo vocal cuya poderosa interpretación retrata, de forma inmejorable, el sueño más romántico.

La preponderancia acústica está presente en "Patterns" y "Cloudy", 2 joyitas menores, que suenan integradas al sonido general y le dan unidad. "Flowers Never Bend With the Rainfall" y "The Big Bright Green Pleasure Machine", poseen una estructura y enérgicos coros que responden a la sencillez folk-rock del álbum antecesor. "A Simple Desultory Philippic" es uno de los últimos intentos de Simon en emular a Dylan y su discurso socializado. Más efectiva, sin embargo, resulta la experimentación de "7 O'Clock News / Silent Night", donde el mensaje antibélico está representado por la yuxtaposición de la canción de cuna con el noticiero de fondo. Simon, inteligentemente, desnuda las intenciones del gobierno gringo de presentar un país ideal en medio de una época tormentosa.

Si me he dado el trabajo de describir las cualidades de cada tema, es porque cada uno posee una individualidad innegable pero forman, en conjunto, parte del mejor material del dúo, y el comienzo de su evolución.

Parsley, Sage, Rosemary and Thyme es el punto de partida desde donde el dúo partió a la cumbre, y es quizás, su disco más infravalorado, pero, por esas mismas razones, también el mejor. Y es, definitivamente, el trabajo más representativo del dúo en la época de la contracultura.
Si no me creen, existe una película muy conocida de 1967, donde actúan Dustin Hoffman y Anne Bancroft, y donde la confusión juvenil habla a través de la música de este disco ;)

lunes, 13 de diciembre de 2010

LYNYRD SKYNYRD - (pronounced 'lĕh-'nérd 'skin-'nérd)




La primera mitad de los 70's suele asociarse con el éxito masivo de bandas de heavy rock y prog rock inglesas. Led Zeppelin, Pink Floyd, Black Sabbath, Deep Purple y Yes, entre muchas otras, son íconos de ese período en particular.
En Estados Unidos, aparentemente, con la disolución de la escena hippie, se había sufrido un bajón en cuanto a la música rock potencialmente rentable. Grand Funk Railroad, CC Revival, Bread y poco más.

Otro dato interesante del contexto musical hacia 1973 era la ausencia de bandas de rock renombradas que tengan su origen en los estados sureños o centrales del país. Las costas dominaban todo, y no existía discución.
La irrupción de The Allman Brothers Band fue un impacto feroz en la búsqueda por formar una escena de "rock sureño": guitarras de blues rock, una sección rítmica basada en las jam bands(tipo Grateful Dead) y un trabajo vocal que se debate entre el blues, el country, e, incluso(y me dirán loco) algo de soul.

Poco después del éxito de Allman, otras bandas como Black Oak Arkansas, Little Feat y Blackfoot harían aparición. Y entre ellas, la más legendaria agrupación de los rebeldes pelucones de los estados racistas: Lynyrd Skynyrd.

Escuchar a la banda, es escuchar décadas de formación de un estilo de rock puramente norteamericano. Cierto, The Band ya existía, pero Lynyrd Skynyrd representaba un paso más allá: era un estilo heredero del desenfado de CC Revival, del virtuosismo en escena de Allman Brothers y de la destilación de las influencias de incontables artistas country.
Pero, más que nada, Lynyrd Skynyrd era ROCK, con las 4 letras en mayúscula.

La portada del disco debut es una especie de arquetipo entre las bandas southern, mostrando a la banda completa de cuerpo entero, apoyados en la fachada de un edificio ubicado hacia la izquierda. Como si estuvieran a punto de salir(o entrar) al bar, al saloon.

Otra característica que marcaría los trabajos de la banda sería la inusual yuxtaposición de estados de ánimo. Canciones joviales y serias se intercalan, así como algunas de sus melodías más alegres contienen letras no tan luminosas.

Desde el arranque, "I Ain't the One" nos muestra a una banda voraz, con una rítmica sincopada,el típico boogie sureño, y con tendencia al hedonismo más decadente con aceitosos riffs provenientes de sus 3 violeros.
"Tuesday's Gone", uno de sus grandes clásicos nos revela el lado sensible de la banda. Un portento de balada de country rock cuyas guitarras parecieran llorar al unísono con el cantante, el mítico Ronnie Van Zant, inmejorablemente acompañados por los teclados de Billy Powell y por el descubridor de la banda, el genial Al Kooper en mellotron y coros.
"Gimme Three Steps", con su ritmo incontenible mostraba la cara más alegre del disco con sus coros defendados. "Simple Man", otra poderosa balada, bordea con el heavy metal en los dolorosos coros (dedicados a la madre de Van Zant y la abuela del principal guitarrista, Gary Rossington), mientras que "Things Goin' On" regresa al lado más descarado de Lynyrd con unos fraseos de teclado y un ritmo casi irónico, que pareciera diseñada para los bailes de los Jueves en el Sur(pese a que la letra involucraba temas tan serios como la presevación del medio ambiente)
Finalmente, el disco cierra con el tema insigne del southern rock. "Freebird" es una canción que no necesita presentación, ya que recibe alta rotación incluso en nuestras radios. Pero la sentida intro de slide, conjuntamente con Al Kooper en mellotron y Van Zant recitando un poema al eterno Duane Allman es inolvidable, así como asombrosa la furiosa segunda parte, donde la sección rítmica y las guitarras parecieran competir entre sí por el límite de la dinámica y decretar el futuro de la banda en los solos de tinte casi apocalíptico.

(pronounced 'lĕh-'nérd 'skin-'nérd) es un disco redondo por donde se le mire. Se puede esuchar a toda hora, y de principio a fin, y se mantiene como uno de los mejores discos debut de la historia, aunque esto no se mencione a menudo.
Obligado en cualquier discoteca del simple aficionado y del conocedor.

martes, 2 de noviembre de 2010

VOZ PROPIA - VOZ PROPIA (1998)




Comprè este recopilatorio de casualidad(pensè que se trataba de su primer àlbum, viveza del vendedor) pero, por el precio, igual resultò siendo una gran compra.

Voz Propia es, sin dudarlo, una de las bandas clave del underground peruano de los 80´s, pionera en el sonido post punk(dark para los fanas peruanos) y que tuvo en sus filas a artistas dotados en campos no necesariamente musicales(Natalia Gianella era modelo, Marcel Velaochaga era pintor) lo cual tambièn se ve reflejado en la libertad lìrica de la que gozan sus canciones. Si bien eran tiempos difìciles para el paìs y cada pieza musical de nuestras bandas ochenteras eran una declaraciòn de principios, las letras de este grupo se destacaron por su desgarradora sinceridad y desnudez; una profunda tristeza que respondìa a la perfecciòn con el sonido que desarrollaron.

El trabajo de teclado y guitarra es excelente. Ambos se debaten entre la rìtmica y lìder, añadièndole, el primero, mayor profundidad a la expresiòn sònica, mientras que la segunda posee un gran peso especìfico y gran fluidez. La voz es profunda y expresiva, mientras que la secciòn rìtmica provee la suficiente dinàmica para que las canciones se digieran con asombrosa facilidad.

En cuanto a las canciones en sì, el disco compila varios pasajes importantes de la banda, tomando temas de todos sus discos y etapas. Destacan, sobre todo, las 2 canciones de su segundo cassette, No Puedo Irme, de 1987. Mientras que el tema homònimo es una conmovedora rockera que destila 80´s por todos lados en sus nocturnos devaneos guitarreros y graves armonìas vocales, Hasta el Fin es una vertiginosa pieza de esquizofrènico post-punk, donde la secciòn rìtmica de Magan y Quiroz y la guitarra Raùl Montañez parecen competir entre sì sin dar cuartel.

Te Voy a Exterminar es uno de los himnos de la banda y uno de los màs enèrgicos manifiestos del rock nacional de la època, con una letra inmediata, contundente y desafiante y un sencillo pero emotivo riff de sintetizador a cargo de Marcel Velaochaga. Adagio es una pequeña joya de pop oscuro, recitada por Natalia Gianella hacièndole ecos a la movida dream pop(ya obsoleta por 1996) y el cover del ahora extremadamente famoso Demoliciòn de los Saicos resulta bastante efectivo en la versiòn punkera vozpropiana. El Sueño tambièn resulta otra entrañable visiòn hacia la escena subte, con gran trabajo en conjunto.

Las versiones que se encuentran aquì fueron regrabadas en 1997 por una formaciòn actualizada de la banda(despuès de tanto reencauche en 10 años de carrera) pero siempre con los miembros màs representativos de la banda, liderados por el inacabable vocalista y cabeza Miguel Angel Vidal, uno de nuestros ìconos rockeros.

Los puntos en contra? El inevitable peso del legado de Joy Division sobre sus hombros y la relativa similitud entre varios de los temas. Sin embargo, la banda logra zafarse en varios pasajes de las molestas comparaciones, logrando un sonido particular.

Sin duda, una de las màs gratas sorpresas que la mùsica local me ha regalado. Con tanta gente en foros latinos hablando de los Saicos, Traffic Sound, Fràgil, Arena Hash, Leusemia y Laghonia, pienso que ya es hora de que le den su merecido lugar a uno de nuestros mejores representantes, y darlo a conocer de forma internacional.

viernes, 22 de octubre de 2010

QUEENS OF THE STONE AGE - RATED R




Cuando le comento sobre Queens of the Stone Age a algún amigo que tenga conocimiento sobre heavy metal, él suele ningunearla y citar a su banda predecesora, Kyuss, como lo mejor que ha sido creado por la especie humana.

Puedo decir que he escuchado Kyuss y, si bien me gustaron mucho, no veo la razón del fanatismo ni de la comparación.

Para empezar, QOTSA es una banda de vértigo y con cojones, mientras que Kyuss es bullera y surrealista. Ambos están en extremos opuestos del espectro comercial, y eso está comprobado por el éxito que la actual banda del maestro Josh Homme está gozando.

Segundo, QOTSA se ha ganado un nombre por derecho propio en la escena metalera. Y gran parte de ese nombre se lo dio éste lanzamiento.

'Rated R' no difiere mucho de los otros álbumes del catálogo de las Reinas Pedregosas, en cuanto a la propuesta potente y enérgica de sus sección rítmica y los masivos bloques sónicos que Homme pareciera arrancar con facilidad de su hacha. Los guiños pop no son abundantes, pero existen, aunque siempre de forma idiosincrática. Las absurdas inflexiones vocales del ex-bajista y también leyenda stoner Nick Oliveri en "Quick and to the Pointless", la hiveractividad de "Better Living Through Chemistry" y los pegadizos aunque alienantes coros de "Monsters in the Parasol"(incluida como una de las canciones trabajadas en The Desert Sessions por miembros de Kyuss, Fu Manchu entre otros, lo cual demuestra que el espíritu estaba vivo aún) son todos buenos ejemplos.
Una de las características del sonido de la banda es, precisamente, su extraordinario dinamismo pese a manejar elementos sónicos de gran peso específico. La guitarra de Homme seguía conectada a un amplificador de bajo como en los viejos días, y si a eso le sumamos el...bajo, y la batería, nos topamos con una aplanadora que guarda similitudes con un Black Sabbath hardcoreano. La facilidad para los súbitos cambios de ritmo es pasmosa, cosa evidente en la canción de apertura, "Feel Good Hit of the Summer".

Sin embargo, pese a la naturaleza monolítica de la mayoría de los temas, 'Rated R' se destaca por una mayor variedad en comparación con el resto de la obra del grupo. Canciones como la pausada "In the Fade" o la acústica "Lightning Song" brindan la necesaria cuota de oxígeno, cosa de la que carece 'Songs For The Deaf', por ejemplo.

En suma, uno de mis discos favoritos del nuevo milenio y uno de los que mejor define la palabra "rock" tal y como se le concoce en estos tiempos. Pero rock del bueno, claro.

viernes, 1 de octubre de 2010

THE MELVINS - BULLHEAD




'Bullhead' de 1991 es uno de los álbumes más queridos por la fanaticada de esta particular banda de Aberdeen.
Una vez superados los diferentes escollos con respecto a la solidez de sus composiciones de estudio y de la producción de sus trabajos, finalmente el sonido del grupo se asienta y define.

Resulta irónico pensar que, para una banda pionera en el sludge metal y grunge, recién llegue el momento del "despegue" tantos años después. Exactamente el mismo año en que el movimiento al cual contribuyeron a dar vida explotó cambiando los esquemas de la música popular de toda una década.

Y es precisamente la total carencia de concesiones comerciales la cual hace que los Melvins pasaran desapercibidos al oìdo público, mientras sus herederos se convertían en los nuevos héroes del rock gringo.
Basta con darle un pequeño repaso a los temas del disco:

"Boris" abre con un riff penosamente lento, opresivo y pesado, sello de fábrica del maestro Buzz Osborne, el cual se repite incansablemente a lo largo de sus 8 minutos y medio, en una especie de metálico trance de sabor industrial.
La ausencia de color del trabajo guitarrero se repite igualmente en canciones como "Anaconda" y "Ligature", densísimos ejercicios de distorsión y feedback, en contrapunto con cortas secciones de quasi-drone metal, las cuales podrían resultar cansinos para oídos no entrenados en este tipo de sonidos. Pero para aquellos ya iniciados, la impenetrable estructura de "If I Had an Exorcism" y "Your Blessened", así como la aplanadora "Zodiac"(que rompe el esquema con su velocidad inusitada) así como la más flexible "It's Shoved"(el tema más conocido del disco) representan un regalo del cielo, ejerciendo una hipnótica influencia sobre el oidor, que siempre pensará que el disco duró mucho menos de lo que pensaba y el cual se encontrará confundido luego de que el solo de batería del genial Dale Crover en "Cow" llegue a su repentino fin.

Es un álbum complicado, pero que recompensa con creces la paciencia. Y una vez que lo proceses te podrás dar el lujo de reírte con la irónica portada y con el conocimiento de que la bajista es nada más y nada menos que la hija de Shirley Temple.

jueves, 23 de septiembre de 2010

EL ARTE DE COMPRAR UN DISCO




Como todas sabemos, hoy en día la música digital es la que está en boga. Domina con claridad la demanda de música en formato físico (cd, lp, cassette, blue ray, lo que quieran) y su versatilidad es notable a la hora de crear una comunidad virtual o tangible de aficionados.

Ahora bien. Yo empecé bastante tarde como aficionado de rock. Recién es a los 18 años que me animé a escuchar con dedicación mis temas favoritos y los no tan conocidos de bandas de rock en español. Las más ubicuas, claro. Figuraban en mi "discografía" de entonces los Enanitos Verdes, Hombres G, Arena Hash, La Liga del Sueño, Los Fabulosos Cadillacs, Vilma Palma e Vampiros (!!!!) y, entre los más destacados para mí, Los Prisioneros, Soda Stereo y Charly. Ojo que también escuchaba wadas tipo Chichi Peralta, Gianluca Grignani o Carlos Vives.

No era una colección muy variada y representaba el cliché de todo universitario peruano de gustos prefabricados (sólo faltaba el poster de los miembros de Pink Floyd, Led Zeppelin, Velvet Underground, Nirvana y Radiohead...todos calatos)
El booklet (librillo) era lo de menos, apenas y servía para conocer las letras de los temas o el nombre del que tocaba saxo en “Stress” de Arena Hash, por ejemplo.

En fin, una de esas tardes de caminata por Larco para Discocentro, rumbo a comprar cd’s, recordé el coro y el solo de guitarra de una canción que se me había quedado prendada desde muy niño. Recordaba el look muy personal del guitarrista (todos los rulos en la cara) y las agudas inflexiones del cantante. Se trataba de “Sweet Child O’ Mine” de Guns N’ Roses, de la cual ni sabía el nombre. Una canción de fama universal y no tenía idea de cómo pedírsela al vendedor de la tienda.
Así de despreocupado era yo con la música en ese entonces.

Por suerte, el tipo me ubicó el “Appetite For Destruction” y fue toda una revelación. El booklet era diferente, agresivo, temático y con bastante sustancia. Me aprendí todas las canciones de memoria y aprendí a crear mis propios “favoritos” ajenos a la radio o al MTV del período 1998-2000. Fue así también que dominé mejor el inglés y abrí mis oídos hacia nuevos sonidos.

Pero lo más importante fue que descubrí el “ritual”. Había aprendido el itinerario del aficionado y lo había disfrutado mucho. Recuerdo que pasé una semana escuchando el cd en mi cuarto, faltando a clases y leyéndome las anécdotas más caletas de la banda.
Poco tiempo después, mi primer afán como coleccionista fue comprar (con dinero que le pelé a mi vieja) un compilado doble de Los Prisioneros que estaba repleto de temas raros, demos y un librillo enorme.

Ya había sembrado en mí, entonces, los dos principios fundamentales del coleccionista de rock: el saber elegir el disco y gozar su adquisición.

Un par de años después me acostumbré a acompañar a un pata en sus incursiones semanales a La Cachina. Acostumbrado a los precios criminales de las discotiendas limeñas, ver discos ofertados a 20-25 soles fue un shock. Al poco tiempo, yo ya iba solo a comprar mis propios discos, sabiendo que podía adquirirlos en masa. Y aún recuerdo con cariño los primeros viajes hacia aquél maravilloso antro de la avenida Argentina, cruzando pampones, esquivando a choros y zampándome un “aeropuerto” en el chifita de la feria.

No contento con eso, me dediqué a explorar música, sus estilos, influencias y desarrollo. Ya sea por revistas, tertulias o por Internet (la fuente más útil, paradójicamente)

Aún tengo fresco en la memoria el momento en que me emocioné con el rock progresivo (gracias a esa maravilla que era allmusic.com) y me bajé “Roundabout” de Yes. No sólo el sonido era inédito y luminoso, sino que la portada del ‘Fragile’, disco que lo alojaba como track de apertura, me empezó a obsesionar. Tanto que falté a una importante entrega de trabajo en la facultad para pedir plata prestada y darme dos vueltas y media en La Cachina hasta encontrarlo y encerrarme en mi bunker por días.

De hecho, el rock progresivo fue el catalizador para que me convirtiera en coleccionista compulsivo. Me iba con un amigo, cada uno con lista propia, y nos comprábamos discos distintos de King Crimson, por ejemplo, para escucharlos en orden cronológico al regreso.

Es desde esos tiempos que mi vida social cambió. Las saliditas a discotecas terminaron y dieron lugar a reuniones en casa de alguien (con música de fondo escogida para la ocasión). El floro del día a día también cambió y siento que me volví más tolerante.

Otro momento especial fue la vez que tenía la utópica esperanza de encontrar el ‘Ritual de lo Habitual’ de Jane’s Addiction en La Cachina. Pero el asunto es que lo encontré…y en la tienda más inhóspita del lugar. Y cada vez que escucho “Classic Girl” recuerdo los primeros días que salía con mi enamorada de entonces. Cada ves que escucho “Three Days” recuerdo una de las más brutales juergas con la mancha.

Cada canción empezó a dejar una huella. Cada melodía, cada sonido.
Cada detallito de las portadas empieza a agudizar tu codicia.

Y es cuando empiezas a tener imágenes mentales de una pared recubierta con portadas de discos que notas un cambio decisivo en tu vida.

Tener una colección considerable de álbumes es un orgullo personal. Pero más aún lo son los momentos que me sugieren cada uno de ellos. Porque todos tuvieron, tienen y tendrán su historia. Y la tuya propia se cimenta en muchas de esas anécdotas.

Yo aún procuro tener la superficie del cd pita, sin rayas, manchas o nada por el estilo. Aún me esfuerzo por colocarlos en la caja de forma derecha. Aún tengo los libros lisitos y pulcros.
También soy de los que pierde los nervios en Ebay, pujando en una subasta por un cd original pirata de un concierto caletaza de REM, por ejemplo.

Ser aficionado es cosa seria. No es para todos. Te puedo dar mil motivos económicos, sociales, culturales e intelectuales…pero carajo que vale la pena.

A todos los que sólo disfrutan de la música digital teniendo los medios para acceder a la compra en físico, sólo les digo que se pierden de bastante. Dejen de pajearse en esas conferencias virtuales de las comunidades melómanas de la red. Salgan un poco al mundo.

Aunque bueno, yo qué derecho tengo a decírselos, si mi mundo casi podría resumirse en mi cuarto, el equipo, las tiendas, y, sobre todo, mi cama y mi almohada de Mafalda para apoyar la cabeza y deleitarme en la apreciación del arte del álbum, con el oído atento a los parlantes.

Un abrazo a todos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

AEROSMITH - GET YOUR WINGS




Sinceramente, yo no llego a entender por qué 'Get Your Wings' no recibe el crédito que merece. Entiendo que, dentro del canon de la fanticada de Aerosmith, sólo 'Toys In The Attic' y 'Rocks' son los discos considerados clásicos, pero al pasar de largo su segundo LP están perdiendo una oportunidad de oro para degustar el mejor rock n' roll americano.

Algunas razones?

- Se percibe una clara evolución musical y compositiva desde su disco debut. Aparte de temas como "Spaced", "Woman of the World", o incluso "S.O.S". los cuales podrían ser interpretados como relleno de lujo, el álbum en su totalidad goza de gran consistencia, y es el primero que les brindó la etiqueta de album rock band, colocándolos en el mismo lugar del mapa que compartían bandas como los Stones o The Who.

- 'Get Your Wings' es un disco de pocos temas, pero muchas joyas. De arranque, "Same Old Song and Dance" nos contagia con sabrosos ejercicios de funky blues rock. Los riffs son extremadamente pegadizos, al igual que los de "Lord of the Thighs", uno de las tantas joyas perdidas para los que recién captaron a la banda en los 80's. Ésta posee una de las mejores y más perversas letras de Steven Tyler (cuando todavía escribía letras con sustancia) "Pandora's Box" es una sólida canción de cierre con otra sesión de riffs magistrales. Como siempre, los temas denotan una sensualidad (o sexualidad) poco sutil, con un fluido y cachondo trabajo de guitarras y secciones de vientos que acogen la poderosa voz de Tyler.

- Son, sin embargo, las 2 canciones faltantes las que sellan la mística de "Get Your Wings" como el gran álbum olvidado de la banda y favorito de los conocedores.
La primera es la que yo considero la mejor balada del grupo: "Seasons of Wither". Comienza con un efecto de viento invernal y con un arpeggio de guitarra hermoso pero sombrío, el cual provee una atmósfera etérea y siniestra al conjunto. La voz de Tyler es excelente, apasionada y con gran técnica para los coros en tono agudo.
La segunda es mi canción favorita de Aerosmith de todos los tiempos, sin importar que se trate de un cover...porque no sólo es uno de los mejores, sino que representa la versión ideal del clásico "Train Kept a Rollin'. Superando a los propios Yardbirds(influencia básica de los Bad Boys from Boston), una primera sección sincopada lleva el duelo de guitarra rítmica y solista de Joe Perry y Brad Whitford a alturas inéditas; con una clase, precisión y energía propios. Perry es la estrella aquí: logra que sus solos suenen tan fáciles que tus manos tocarán air guitar contra su voluntad. La atronadora sección rítmica es más que sólida, en especial Joey Kramer cuyo soberbio fill-in hace explosión en la agresiva segunda sección de la canción.

"Get Your Wings" es, finalmente, la piedra angular del catálogo del grupo, la que modeló su sonido propio y que convirtió a Aerosmith en lo que es. Una gran colección de canciones, contenidas en una unidad artística de cortos 38 minutos que no te arrepentirás de explorar.

sábado, 4 de septiembre de 2010

LA DÉCADA SUBTERRÁNEA





Hace ya bastante tiempo, me hicieron esta pregunta:


Cual es la década más significativa y trascendental en la historia de la música. Por qué?

Yo pienso que la década de 1980 es crucial para la recuperación y posterior desarrollo de la música.

A finales de 1970, muchas de las formulas de rock popular se estancaron, y, si bien la aparición del punk fue un soplo de viento fresco, no duró mucho tiempo por el instinto autodestructivo de sus miembros mas representativos y desapareció como movimiento. Pronto, el new wave se aburguesó, y muchas bandas grandes de los 60’s y 70’s, como Black Sabbath, Led Zeppelin, Deep Purple, The Who y Aerosmith, se desintegraban.

La primera mitad de 1980 mostraba el cenit de popularidad de las dos bandas mas grandes de EE UU e Inglaterra: Van Halen y The Police, así como el surgimiento de artistas con una capacidad mediática sin precedentes como M.Jackson y Madonna.
Pero es debajo de la corteza, debajo de la superficialidad de la música popular, que se preparaba la reconstrucción que menciono.
Surgieron incontables bandas del underground gringo, como R.E.M. Replacements, Husker Du, Pixies, Jane’s Addiction, Melvins, Faith No More, entre muchos otros, los cuales darían forma al rock alternativo que Nirvana popularizó en 1992, y que darían un vuelco en nuestra forma de entender el rock. Dejando a un lado la trivialidad, la poca sustancia en la lírica de las mercantiles bandas setenteras, y de los grandes contratos y conciertos fastuosos; la música se volvió mas sincera y básica en su concepción, regresando a las raíces, pero sin dejar de explorar nuevo territorio sónico. Se abandonó el exceso por el balance, los solos por la textura, la complejidad por la complejidad melódica.
Inglaterra tampoco se quedaba atrás y contaba con infinidad de bandas que iban constantemente en orden ascendente como Depeche Mode, New Order, The Cure, Echo & the Bunnymen, The Smiths y Stone Roses, muchos de los cuales lanzaron sus mejores trabajos al final de la década.

Punto aparte para el inmenso desarrollo que el heavy metal experimentó, con decenas de nuevas variantes y propuestas que crearon una nueva bestia en acción. Los conciertos resultaban mucho más dinámicos y la interacción con el publico se volvió más poderosa y directa. Metallica y Iron Maiden se convirtieron en las bandas más importantes del género. Incluso el metal comercial, dominado por las denominadas bandas de ”hair metal” fue borrado de un plumazo por la aparición de Guns N’ Roses, y el regreso de la autenticidad brutal al rock n’ roll.

Para resumir, como leyera hace unos años en una revista local: muchas bandas de 1980 contaron el chiste, y los últimos en escucharlo fueron los que compraron los muchos Nevermind, Ten y OK Computer de una década(los 90’s) que prometió mucho y terminó descalabrada.

Yo prefiero quedarme con el recuerdo de esa promesa, pues lo que queda al final del día es la música. Los 80’s no sólo fueron innovadores como los 60’s o increíblemente prolificos como la primera mitad de los 70’s, sino que tuvieron que bregar muy duro para recuperar a un animal, el rock, el cual se encontraba herido de muerte.

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Ahora, no podemos dejar de lado un contexto más familiar para nosotros.
Dentro de una zona geográfica golpeada psicológicamente por gobiernos autoritarios y genocidas, resulta lógico que la música de las masas tenga un mensaje con mayor peso y desborden a la música académica.

En el plano sudamericano, es obvio que la explosión del "rock en tu idioma" (Los Prisioneros, Soda Stereo, Charly, Los Abuelos, Sumo, Los Secretos, Nacha Pop, los inicios de Héroes del Silencio y Caifanes, Virus entre las bandas que valían) marcó una época imborrable y fue el catalizador para una nueva forma de expresión musical para los hispanoparlantes.

Ni qué decir de nuestro golpeado rock local, donde el surgimiento de la "Movida Subte" aún resuena fuerte sobre los nostálgicos muros de Quilca y en las retinas rebeldes de los cachimbos de los campus de la Católica o San Marcos, por ejemplo. En cualquier barcito aledaño a la plaza San Martín, algún parroquiano desaliñado y zampado te puede contar acerca de la pinta "a la mierda" de Daniel F, los escándalos de los Voz Propia en las ferias, de la lucha de Narcosis y Zcuela Cerrada y del súbito éxito comercial del gitano Miki Gonzáles y Arena Hash.

Entonces, es justo decir que los 80's constituyen el período primordial para nuestra música popular?
Personalmente, la respuesta es un categórico SÍ.

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Bandas básicas de los 80's (sólo angloparlantes) :

- R.E.M.
- U2
- Talking Heads
- The Soft Boys
- Pixies
- Sonic Youth
- Stone Roses
- The Smiths
- The Replacements
- Husker Du
- X
- Black Flag
- Bad Brains
- Nine Inch Nails
- Ministry
- Einsturzende Neubauten
- Nitzer Ebb
- Killing Joke
- Echo & the Bunnymen
- The Cure
- New Order
- Depeche Mode
- Simple Minds
- My Bloody Valentine
- The Jesus & Mary Chain
- Cocteau Twins
- The Cult
- Crowded House
- Talk Talk
- Galaxie 500
- Flaming Lips
- The Pretenders
- Run DMC
- Public Enemy
- Butthole Surfers

En el metal:

- The Melvins
- Faith No More
- RHCP
- Jane's Addiction
- Soundgarden
- Guns N' Roses
- Iron Maiden
- Metallica
- Slayer
- Death
- Bathory
- Venom
- Motorhead


En fin, hay muchas más, pero no me tomé el tiempo de seleccionar.

Luego les añadiré los videos de los 10 singles más significativos de la década, en mi opinión.
Saludos a todos!

viernes, 20 de agosto de 2010

BORIS - AT LAST/FEEDBACKER




Habiendo empezado a hurgar en los claustrofóbicos pasillos de la fortaleza stoner y drone, decidí animarme con uno de los discos que RYM recomienda con mayor urgencia.

‘Boris at Last –Feedbacker’ me llama la atención desde el inicio, debido a la portada. Japón ha abierto sus puertas al mundo desde hace décadas, pero es recién en los últimos 30 años que el fenómeno visual y áureo del arte popular japonés (comprendido por el anime, manga, j-pop, entre otras expresiones) ha calado hondo en la comunidad extranjera. Y dicho fenómeno actúa como una especie de onda retro (feedback, precisamente), dentro de un contexto de rock. No olvidar que Japón siempre fue una audiencia ávida y fiel para con las bandas de heavy y progre angloparlantes y representó uno de los más grandes soportes de comunicación entre las culturas masivas de Oriente y Occidente.

Regresando al tema, en la carátula del álbum se presenta la imagen de una chica japonesa como las hay varias en la NHK, por ejemplo. Vestida a la usanza occidental y usando un peinado contemporáneo, me pregunto si la sangre que evidencia su muerte simboliza la caída de una barrera natural entre la forma de entender el arte, entre el comportamiento humano y la vida en general de 2 mundos originalmente opuestos.

La música es un elemento poderosísimo para hacer cambiar la mente de la gente. Cuántos conciertos no han gestado movimientos sociales o han encabezado alguno de ellos? Cuántas canciones no influenciaron individuos y colectivos? Pues bien, pareciera que uno de dichos movimientos, acaso el más importante en el mundo de la música, finalmente triunfó, aunque a su manera. La idea del hippismo era la unión universal. Partiendo de ello, quizá no se consiguió el objetivo en el aspecto social, pero sí en el artístico.

Tanto preámbulo no es exagerado. Feedbacker se me antoja como una de las piedras angulares del matrimonio de dos formas de vida. Contiene la sutileza, el misticismo oriental en los repetitivas pero magnéticas cadencias rítmicas y profundidad sónica. Al mismo tiempo, la arrogancia y la testosterona occidental está presente en la potencia y suficiencia de los inmensos riffs.
La tecnología juega un rol importante. Aunque el booklet no lo detalle (no detalla casi nada), el sonido ha sido muy trabajado. Si existe la teoría del “menos es más”, en este caso Boris le saca la vuelta.
Ciertamente, la propuesta es minimalista en la instrumentación y estructura, pero la abundancia de matices en uno sólo de sus acordes es impresionante. El uso de distintos efectos, pedales y distorsión posee la máxima efectividad en su expresión sonora.
Por ejemplo, el track 2 (aquí no hay canciones, sino secciones) nos muestra un lento, pero constante crescendo que capta completamente la atención del oyente. Dicho proceso llega a un clímax de proporciones tan monstruosas en el caso de la guitarra, que el baterista debe haberse quedado idiota tocando la misma letanía.
No bromeo, eh, el sonido guitarrero de Boris debe ser uno de los más grandes jamás grabados. No por nada la banda le debe su nombre a una de las canciones más pesadas e invulnerables de los Melvins. Prueba irrefutable de que estamos ante un documento unificador de civilizaciones.
O creen que una banda absolutamente indie del noroeste de EE UU puede tener tanto éxito para que una banda de drone y noise japonesa le deba el 50% de su éxito?

‘Boris at Last –Feedbacker’ es una experiencia única. Y se la recomiendo a cualquier oyente, de cualquier parte del mundo.

JETHRO TULL - THICK AS A BRICK


Jethro Tull ya lo había hecho todo, en teoría:
Había desarrollado un sonido propio; superado cambios de formación y pulido una gran identidad como banda en vivo. En el ámbito comercial, se había ganado a pulso una sólida base de fanáticos con su último lanzamiento, Aqualung, el cual les brindó una popularidad en EE UU a la par del gran éxito que venían disfrutando en Inglaterra, con un álbum número 1 en las listas - el maravilloso Stand up- inclusive.
Pero la naturaleza de Ian Anderson le impedía darse por satisfecho. El genial vocalista/flaustista/guitarrista es uno de los mayores genios de la música popular, precisamente porque siempre sabe reinventarse y nunca es conformista. Y el resultado de su nueva inquietud por innovar fue una sola canción de, nada menos, 43:50 minutos.

¿Qué hacemos con esto? deben haber pensado en Chrysalis. Entonces, se dieron a la vieja tarea de partir una canción en 2. La particularidad es que esa era una práctica común con los singles, no con álbumes enteros. Así que el reto mayor era conseguir que el impacto no se diluya en ningún momento.

Y una vez más, Anderson les taparía la boca a todos: sello disquero, críticos y excépticos.
Demostró que la banda ya no quería seguir el formato de canciones, sino de movimientos. Demostró que una banda cultora del blues y del folk podía ambicionar más y experimentar con nuevas estructuras y fusiones musicales. El trabajo lírico ya era bastante sui generis, por así decirlo, así que la nueva bestia destilaría personalidad por todos lados.

Me faltan palabras para describir la introducción de la canción, una bellísima invitación de guitarra acústica, flauta y trova hacia el interior del bosque y sus juguetona naturaleza.
Una vez adentro, se suceden, uno tras otro, los súbitos cambios de secciones, donde parecieran convivir, por momentos, la furia del rock duro con la delicadeza de una declamación; enérgicos crescendos de la portentosa guitarra del compadre Martin Barre con el cálido tono vocal de Anderson; una rítmica marcial que se intercala con luminosos fraseos de teclados.
En suma, luz y sombra.
Es como una expedición completa hacia el corazón de dicho bosque, justo en el momento en que el sol se afirma en el horizonte y la penumbra de las copas va dejando paso a los primeros rayos dorados. El instante mágico en que se reúnen las ardillas con los carpinteros, los osos y los castores.
Un viaje en un instante. Un viaje de 44 minutos. 44 minutos que pasan como el agua. Un álbum igual de efectivo que un single.

Y es ese paisaje de contrastes donde 'Thick as a Brick' toma su lugar. En teoría debería estar destinado a acumular polvo en los rincones de las discotecas, y a esperar años en las góndolas de las discotiendas, pero llegó a ser número 1 en EE UU y un éxito a nivel mundial. Era una empresa insólita, pero que triunfó sin atenuantes.

Y lo mejor de todo es que, siendo uno de los documentos más fehacientes de lo que significó la escena progresiva de los 70's, aún se mantiene vigente tras casi 4 décadas.

Y estoy seguro que seguirá riéndose de todas las barreras que aparezcan.

martes, 6 de julio de 2010

FAITH NO MORE - THE REAL THING




'The Real Thing' fue mi introducción hacia un nuevo estilo musical base, el funk metal, y, a la vez, hacia una serie de nuevas posibilidades que se apoyaban en tal base, y que serían explotadas por la banda en su siguiente lanzamiento.


Hacia 1989, Faith No More tenía 2 LPs en su haber y un éxito comercial menor (los singles de "We Care a Lot" y "Anne's Song"), pero que los ayudó a entrar de a pocos en el subconsciente de la nueva generación de aficionados. Fue en ese tiempo que un joven Mike Patton llegó, reemplazando al vocalista Chuck Moseley, y la relación simbiótica entre artista-banda se dio de forma mágica. El cantante aportó sus enormes dotes musicales, mientras que el nivel instrumental y compositivo de la banda le permitió desarrollar sus talentos plenamente.

Es en ese año que los Red Hot Chili Peppers, una suerte de primos hermanos (y futuros enemigos), aprovecharon el momento y golpearon fuerte con 'Mother's Milk'. Faith No More ya había lanzado 'The Real Thing' previamente, y se benefició por la popularidad del nuevo disco de sus rivales.

El single de "Epic", una de las canciones clave en el desarrollo de la escena alternativa fue, entonces, el caballito de batalla de la banda, y abrió las aguas del mainstream de manera total.


Ahora, "Epic" no sólo es un single de éxito. Es una de las pocos ejemplos donde el single principal de un álbum no abandona la estética musical de la banda, convirtiéndose, al mismo tiempo, en una perfecta destilación de las mejores cualidades de la misma. Y un cúmulo de influencias se denotan a través de cada una de dichas cualidades: La experimentación de un cantante que se debate entre el absurdo y la virtuosidad; el metal de una guitarra sólida y dinámica; el funk de un bajo de tono poderoso y fluido, en conjunto con la precisa sincopación de la batería. Finalmente, una firme base de teclados que soporta todo el peso instrumental.


Estas mismas características están presentes a lo largo de los 55 minutos del disco, pero la enorme capacidad y creatividad del grupo permiten una alta variedad de propuestas sonoras, sin que la compilación de todos estos elementos resulte excesiva.

Así, se suceden la punkera "From Out of Nowhere", la divertida y funky "Falling to Pieces", la explosiva complejidad rítmica de "Surprise! You're Dead!", el cósmico funk metal de "Zombie Eaters", y las extensas piezas experimentales de "Woodpecker From Mars" y de la canción del título.

Como para sopesar tal crisol de sonidos, se decidió incluir un estupendo cover del todopoderoso "War Pigs" de Black Sabbath, aparentemente idéntico a la versión original, pero que desnuda una completa reinterpretación tras sucesivas escuchas.


Todos estos adjetivos no sobran, en realidad, cuando se trata de describir el impacto que 'The Real Thing' produjo en el futuro del rock. Incontables bandas de metal seguirían las bases de este álbum, y la fusión de estilos tan gramaticalmente disímiles como el rap y el rock se solidificaría gracias al mismo. Sin mencionar su papel como uno de los documentos determinantes en la conformación de una nueva escena de gran potencial artístico y comercial en el rock.

EL AIRE - EL CONFLICTO DE LAS EMOCIONES




Como un impulso patriota momentáneo, procederé a reseñar esta segunda parte del disco triple 'Noiculover y La Fantástica Circunstancia' del proyecto unipersonal El Aire de Jose Javier Castro.


'El Conflicto de las Emociones' es un disco de ambient music/electrónico-experimental, que mantiene un sentido de continuidad musical entre los tracks, por lo que destacar alguno es innecesario para describir su impacto.


Resulta una agradable sorpresa saber que si se cuenta con el empeño necesario se pueden descubrir joyas escondidas en medio de la nublada oferta musical local. Castro ya tenía cierto recorrido en la escena limeña(La Liga del Sueño, Humo Rojo entre otros) cuando El Aire lanzó su primer disco en 1992, y así nacía una de las bandas de culto más importantes de los últimos tiempos en tierras lorchas.


Como ya dije con anterioridad, citar algún tema como pico musical es ocioso, ya que la unidad sónica le permite al aficionado la libertad de escoger sus propios "momentos favoritos" Es de resaltar, claro está, el nivel de creatividad y la valentía de experimentar por senderos poco recorridos por nuestros músicos: 'Noiculover...' está planteado como un gran cuadro teatral de 3 actos que fusionan el realismo con una onírica propuesta sónica, todo producido en una consola de sonidos cuyas posibilidades, limitadas en apariencia, resultan amplísimas en colores y trazos, sobre todo en 'El Conflicto de las Emociones', el primero de los 3 discos.


Influido por el space rock(en especial el Pink Floyd de 1968-1975) e incluso algo de drone al estilo de Fripp & Eno, Castro superpone con maestría finísimas capas de textura sónica que logran un contrapunto notable. El título de este trabajo resulta obvio más que acertado, ya que su escucha produce una serie de interminables sensaciones que colisionan entre sí mientras que el disco progresa.

A diferencia de´'Como Un Día en la Radio' y 'En la Era de la Luz'(los otros dos álbumes del 'Noiculover') 'El Conflicto de las Emociones' evita el inmediatismo del primero y la abstracción del segundo, logrando un balance donde el oidor es capaz de controlar el viaje sónico, sin someterse a la interpretación del autor pero tampoco despegando los pies del suelo tanto como para perder el sentido del espacio-tiempo.


Imprescindible si buscas un espacio de relajo en medio del stress diario, ya sea en tu casa o en las espóradicas tocatas en La Noche o en algún otro local donde todavía le dan cabida al artista peruano.

THE CARS - THE CARS




The Cars es una de las bandas emblemáticas del new wave americano y la más exitosa a nivel comercial. La mayoría de sus compilatorios son éxitos rotundos en ventas y son la pizarra perfecta para la apreciación de su música. Sin embargo, la mayoría de sus mejores canciones (y de las más populares también) se encuentran en su disco debut homónimo, una suerte de álbum-compilatorio.


Para 1978, el gusto popular estadounidense había cambiado. Led Zeppelin, Jethro Tull y demás dinosaurios del llamado heavy rock ya no dominaban las radios. Un nuevo movimiento musical invadía no sólo las emisoras, sino también las pistas de baile. El fenómeno disco lo acaparaba todo y no parecía querer irse.


Sin embargo, la introducción de nuevos y sofisticados elementos sonoros en el pop/rock había creado un nicho para el estilizado new wave, una de las últimas corrientes en boga, y que sacaba la cara por el rock en el mainstream, por decirlo de alguna forma.

The Cars tomaría ambos enfoques y los explotaría al máximo.


Este primer álbum nos muestra una banda con un sonido definido y claro. No se trata del pop cerebral de bandas como Talking Heads, por ejemplo, pero la mecánica fórmula de canciones pop, con potentes riffs y solos de hard rock, en conjunto con una colorida producción, acentos melódicos y gran sentido de la dinámica, resulta sencilla y tremendamente efectiva, no sólo para escuchar sino también para bailar.


"Good Times Roll" y "All Mixed Up" las dos canciones que demarcan el disco, son 2 efectivos ejercicios de pop minimalista, con ciertos guiños al art rock en sus sintetizadores, y que encierran, entre ellas, un cúmulo de excelentes temas que varían poco en su propuesta, pero que guardan una gran consistencia. Clásico tras clásico, el soundtrack de la nueva juventud americana, enamoradiza y víctima de una época particularmente superficial, se nos devela.

Entre estos temas se destacan 2.

"My Best Friend's Girl" hace eco al pop sesentero en el uso de palmas para la percusión, los coros beatlescos y una estructura sencilla de bellas melodías y una activa interpolación en el trabajo vocal.

"Just What I Needed" la canción de bandera de la banda, es, asimismo, uno de los himnos new wave más trascendentes e identificables. La ya clásica introducción power pop de potentes riffs guitarreros, así como el sorprendente solo, cortesía del gran Elliot Easton le da un carácter más punky a la canción, en contraposición a su conmovedora performance vocal y letras. Los dulces fraseos de teclados y poderosa sección rítmica sólo redondean el resultado final.


'The Cars' es, en suma, uno de los documentos básicos para entender lo que significó el new wave y el período que dicho movimiento dominó, así como uno de los más grandes placeres prohibidos para el aficionado. Basta con ver la portada repleta de elementos kitsch, consumistas, pero dueños de una juguetona despreocupación. Si deseas un viaje de vuelta a la radio de tu infancia, éste disco es una de las garantías.

jueves, 3 de junio de 2010

ECHO & THE BUNNYMEN - CROCODILES




Cuando yo hablo de mis bandas favoritas, casi siempre considero a las que supieron desarrollar su sonido en un nivel superlativo desde un inicio. Dado el caso, me resulta complicado encontrar entre mis bandas favoritas, un álbum debut que sea superior a 'Crocodiles' de Echo & the Bunnymen.


El sonido característico de la banda resulta poderoso y perfectamente identificable desde un inicio. Su propuesta une su explosiva potencia post-punk con las influencias psicodélicas de fines de los 60's. En la teoría, esta fusión resulta pertinente, ya que el fetichismo por la oscuridad, presente en la escena británica de inicios de los 80's, dialoga a la perfección con los sombríos senderos recorridos por bandas como The Doors(una de las bandas héroe del cuarteto)


Ejemplos en la práctica de dicho matrimonio son la siniestra atmósfera de los teclados y voces en "Pictures on My Wall", los acentos lisérgicos de la vertiginosa "Going Up" o el sonido casi pesimista(si cabe el término) de la interpolación guitarra-teclados de la intro de "Villiers Terrace". Los principales responsables detrás de éste coctel sonoro son Ian McCulloch y Will Sergeant. La gruesa y expresiva voz de McCulloch danza entre calmos lamentos graves y furiosos arrebatos barítonos , que se complementan con la inacabable paleta de texturas del Sergeant, uno de los pocos guitarristas que privilegia a los acentos melódicos y fraseos antes que a la simple rítimica o solista, guardando las virtudes y suprimiendo los excesos de ambas. La simbiosis de ambos aportes generan verdaderos poemas nocturnos. Es una extraña belleza, donde los colores se producen por contraste con el negro y sus matices. Donde la luz es la sombra y viceversa. Tal y como sucede en la portada.


Si los Beatles tuvieron a Lennon-MacCartney como pareja creadora, sus herederos en Liverpool les tomaron la posta sin temor. Y así como los 'Fab Four' tuvieron un gran soporte en Harrison y Starr, la sección rítmica de los 'Liverpool's Finest', compuesta por el lírico melodicismo del bajo de Les Pattinson, y la poderosa simpleza del eterno Pete de Freitas no quedaba como mera comparsa en absoluto. Y es precisamente este último par el que destaca en la otra cara del sonido del disco. La contagiosa energía de la clásica "Rescue", la sorpresivamente colorida "Pride" o los súbitos estallidos instrumentales de "All that Jazz" destacan por una gran fluidez y dinámica, donde las diferentes cadencias y secciones se suceden con facilidad pasmosa, y donde, por momentos, la voz y la guitarra intercambian puestos con sus pares rítmicos en un juego de melodías y contramelodías.


Este cúmulo de diferentes percepciones le brindan una gran variedad al conjunto. Las canciones que cité anteriormente son parte de las clásicas del grupo, pero las demás se encuentran al mismo nivel. Lanza cualquiera al aire y resultarás satisfecho. Y justamente esta consistencia hacen que el disco pueda escucharse sin pausa. A fin de cuentas, son sólo 37 minutos, pero la intensidad y la opresiva atmósfera del disco hacen de 'Crocodiles' un viaje más que un álbum. Un viaje por los sectores más recónditos de la psiquis humana, donde realidad y ficción, lógica y absurdo convergen, y donde estarás de acuerdo en que los hombres muertos son felices.


Este cúmulo de diferentes percepciones le brindan una gran variedad al conjunto. Las canciones que cité anteriormente son parte de las clásicas del grupo, pero las demás se encuentran al mismo nivel. Lanza cualquiera al aire y resultarás satisfecho. Y justamente esta consistencia hacen que el disco pueda escucharse sin pausa. A fin de cuentas, son sólo 37 minutos, pero la intensidad y la opresiva atmósfera del disco hacen de 'Crocodiles' un viaje más que un álbum. Un viaje por los sectores más recónditos de la psiquis humana, donde realidad y ficción, lógica y absurdo convergen, y donde estarás de acuerdo en que los hombres muertos son felices.


PD: Recomiendo severamente la edición con bonus tracks del 2003, la cual contiene las dos canciones que sólo se incluyeron en EE UU, "Read it in Books" y la fabulosa "Do it Clean", así como el EP 'Shine so Hard' al completo.

DECONSTRUCTION - DECONSTRUCTION


'Deconstruction' está catalogado, con toda justicia, como el mejor producto de proyecto paralelo alguno de los miembros de Jane's Addiction.
En mi opinión, una de las canciones más infravaloradas de la banda madre era "Obvious" del 'Ritual de lo Habitual', la cual se sale un tanto del contexto sonoro de la cara A de aquél álbum, con un ritmo constantemente en tensión y crescendo, alejándose de las cadencias funky y enfatizando el cromatismo de las guitarras.
Bueno, en este disco homónimo pareciera que el elusivo Eric Avery y Dave Navarro, los principales ejecutores del juego de colores y dimensiones sonoras de aquella canción maravillosa parecieran querer expandir las bases de la misma, añadiendo los acentos funk-metal aquí y allá, y el resultado lo reparten entre 15 temas.

Ahora, salvo "L.A. Song", es difícil que cualquier hijo de vecino haya escuchado alguna canción del trío angelino. Es así de subte su propuesta, la cual podría resumirse en largos ejercicios de bellos contrapuntos de texturas, sorprendentes por su profundidad y posibilidades. Es un tono guitarrero inédito para mí.
Tracks como "Single", "Big Sur" o "America" representan extensos mantras donde el aficionado pierde la noción de perspectiva y se sumerge en las diferentes capas de reverberación, beats electrónicos y percusión.

El trabajo vocal neutro está dispuesto como un desesperado cable a tierra, lo cual de alguna forma permite que el sonido no se les escape de las manos. Es música trascendental, pero que aún así no deja de pertenecer a un contexto mundano.
Es una experiencia tan efectiva que la primera vez que lo coloqué en el equipo provocó que apagara las luces y le prestara TODA mi atención. Eso nunca me ha sucedido.

Ahora, no todo es perfecto, el disco en su totalidad es extenso y los temas se alargan un poco. El escucha necesita ser paciente para procesarlo y entender que la intención de los creadores es la de modificar tu espacio-tiempo por 70 minutos. Y creéme que si los empleas con concentración, son 70 minutos ganados.

BLOOD, SWEAT AND TEARS - CHILD IS FATHER TO THE MAN




Este es un disco muy especial de reseñar para mí. Por muchos años escuché hablar de una banda contemporánea de The Doors o Traffic que era capaz de amalgamar el pop-rock, el jazz, la psicodelia, blues y hasta música clásica como si fuera la cosa más sencilla del mundo.
Busqué sus canciones como loco en internet. Conseguí 4 y me encantaron. Era difícil definir su sonido en ese momento: era un sonido mucho más maduro, más delicado de paladear que el rock ácido en el cual estaba inmerso en esos días. Sin embargo, entiéndase, no es un sonido adulto. Posee la urgencia romántica y el feelin-good de una juventud(los 60's) llena de contradicciones.

Una vez en mis manos, el disco se convirtió rápidamente en uno de mis favoritos. La portada me parece genial y divertida, mostrando que nuestro niño interno nunca desaparece. Y eso es justamente el tema de reflexión que me sugieren las canciones.
El álbum comienza con una cómica obertura con la que no puedes evitar reírte, para luego, casi de inmediato, pasar a la dramática I Love You More Than You'll Ever Know, una dolorosa pieza de jazz rompecorazones cuyo trabajo vocal posee un blues tan potente que muchos envidiarían. Le suceden Morning Glory, con una preciosa intro de vientos; la dinámica My Days Are Numbered, con una sección ácida al medio que resulta extrañamente adecuada; el perfecto bossa-nova de Without Her, la emotiva Just One Smile, y la burlona The Modern Adventures of Plato, Diogenes and Freud, entre muchas otras joyas que sugieren la dulce confusión del adolescente que quiere sentirse como adulto. Como diría Bryce Echenique: "una elegancia poco preparada" que corresponde a la juventud.

Musicalmente, los temas poseen un grado de fineza y sofisticación que es difícil de encontrar en otro lado. La precisión de los detalles en los arreglos, el contrapunto de instrumentos de vientos y cuerdas, los colores de sus melodías...es un disco que escucho de principio a fin embelesado.

Una vez que Al Kooper, un maestro, se separó de la primera formación, la banda lanzó muchos álbumes de éxito comercial, pero ninguno tuvo la genialidad del debut. Y Child is Father to the Man es justamente el documento de que Blood Sweat and Tears fue, en su momento, una de las mejores bandas del planeta.

martes, 26 de enero de 2010

LA EDAD DE LAS CANCIONES DE AMOR

Estoy sentado frente a la computadora, son las 9 de la noche y es un 14 de Febrero del 2008. Me encuentro con una sensación de angustia constante y densa; de esas que no llegan a la desesperación, pero que alteran tu humor por varias horas.
Como comprenderàn, para una persona que no cuenta con muchos ingresos y con una enamorada en su casa esperando para salir sì o sì a algùn lado “porque es el dìa del amor”, èsta no es una situación muy favorable.
Trato de ver de què forma evitar el vacìo que se va formando en el estòmago. Pienso en mùsica, en algo poderoso que capte todos mis sentidos, pero el tràfico que me anuncia la ventana es tal que no me deja concentrarme.
Cierro las ventanas y elijo el disco que en ese momento me pareciò el màs apropiado: El Ocean Rain de Echo & the Bunnymen. Dramàtico y càlido como pocos, es el disco perfecto para aquellos que gustan de la noche y sus misterios; un disco que define la palabra èpica en la mùsica.
Lo escucho de principio a fin hasta llegar al ùltimo tema, tambièn llamado Ocean Rain, el cual hace un hermoso paralelo del amor, comparando la calma y la tempestad de un profundo mar nocturno con los vaivenes de una emotiva relaciòn.

Tanto romanticismo sincero me hizo recordar lo mucho que detesto las cursilerìas a las que fechas como èsta se encuentran atadas. Las canciones a las que recurren los tìpicos spots de San Valentìn me desesperan.
Me pregunto si èsta hubiera sido la situación de nuestros padres o abuelos. Melòmanos o no, una fecha especial tiene una connotación particular, y ellos debieron haber preferido(o haber sido sometidos a) una mùsica determinada esa precisa noche.


¿Què canciones definieron los 14 de Febrero de nuestros padres?
Probablemente algo de nueva ola, boleros, algo de los Beatles, Motown, Los Iracundos, en fin…el asunto es que la juventud de esos tiempos tenìan gustos similares a sus padres en cuanto a cuàles canciones recurrir para una declaraciòn de amor, por ejemplo, o bien la promesa de la uniòn eterna.

Siguiendo con mis reflexiones acerca de este dìa es que llego a la conclusión de que las generaciones cada vez se separan màs.
Paradójicamente, siendo èste un paìs perteneciente a una zona del globo donde la sociedad todavía mantiene un fuerte sentido patriarcal, es justamente el lugar donde la separaciòn es màs notoria en el campo musical.
Mientras la generaciòn de nuestros viejos aùn es fiel a los “oldies”, la juventud peruana escucha reggateon o baladas de productos industriales baratos como Britney Spears, Manà y Paulina Rubio.

Siguiendo con las paradojas, es importante notar que la transmisión del gusto por la mùsica es un aspecto importante en la relaciòn padre-hijo en los paìses angloparlantes; muchas veces siendo el ùnico nexo que mantiene firmes los lazos de familia.
¿Cuàntos de los freaks de ahora no habràn empezado a explorar la mùsica con los LP´s antiguos de papà?

De acuerdo con muchas revistas y webs dedicadas a la mùsica, el ùltimo gran disco de nuestro tiempo fue el OK Computer, àlbum de Radiohead lanzado en 1997. No se si estoy de acuerdo 100%, pero la afirmación tiene mucho de verdad. No existen referentes de fuerza ahora. No encuentro artistas que engloben un pùblico importante y que gocen de respeto por parte de la crìtica. La audiencia resiente esta carencia desde finales de la dècada pasada y no hay signos de recuperaciòn.



Para no aburrir a mis lectores con tanto tecnicismo y para no perder el hilo de la cuestión, dirè que esta situación tambièn puede aplicarse a casos como el del bendito 14 de Febrero. No hay que olvidar que gran parte del atractivo de la mùsica popular se apoya en la carga emocional de sus letras de amor.

Y es ahora que extraño mis tiempos de chibolo.
Al menos en los ochentas existìan salsas romànticas decentes, como las de Frankie Ruiz y Eddie Santiago, dulces baladas como ‘Eternal Flame’ de los Bangles, ‘The Flame’ de Cheap Trick, ‘Don’t Stop Believin’’ de Journey, ‘What it Takes’ de Aerosmith, o las cortavenas ‘With or Without You’ de U2 y ‘Every Breath You Take’ de The Police, por citar los ejemplos màs comunes.

Los noventas tambièn se defendìan con ‘Enjoy The Silence’ de Depeche Mode, ‘November Rain’ de Guns N’ Roses, la rescatada ‘Somebody To Love’ de Queen y las lentas de Juan Luis Guerra(un clàsico de las fiestas)

Ahora, sin embargo, es posible escuchar a un padre colocando a ‘Woman’ de John Lennon o ‘How Deep is Your Love’ de los Bee Gees en el tocadiscos, mientras que a 10 metros de ahì, en el cuarto del hijo, nuestros oìdos se retuercen gracias a un impresentable que le aconseja al muchacho que le rompa el buche a su amiguita.

Todo eso me hace pensar…¿que hago en este momento escuchando a una banda tan underground en medio de tanta desgracia sònica?(mis vecinos no dejan de escuchar un afiebrado merengue, de esos baratazos).
No sè si sea uno de los pocos aficionados serios, o tal vez un terrible posero que quiere sentirse mejor a expensas de los demàs por ser “diferente”.
La verdad es que me gusta mi mùsica y punto. Al diablo lo demàs.


Por cierto… ya debo dejarme de tanta huevada y empezar a alistarme y descifrar que hacer con los 30 lucas que tengo en el bolsillo para no hacer de èsta una noche para “recordar”.

Ah, lo olvidaba. Ahì les dejo mi top 10 de canciones de amor de todos los tiempos. Ojalà se den el tiempo de buscarlas. Si les gustan, bien, y si no les gustan…mal, pes.

Ocean Rain – Echo & The Bunnymen
Thirteen – Big Star
For Emily, Whenever I may Find Her – Simon & Garfunkel
Reasons for Waiting – Jethro Tull
Fall at Your Feet – Crowded House
Enjoy the Silence – Depeche Mode
Chloe Dancer/Crown of Thorns – Mother Love Bone
Kiss Me on the Bus – The Replacements
Classic Girl – Jane´s Addiction

Serge Quilodràn

domingo, 24 de enero de 2010

DOLORES DELIRIO - CERO




'Cero' es un disco que, musicalmente, me ubica en el año 1985. Exactamente 10 años antes de ser publicado.

Mezcla influencias varias, casi todas británicas. El estilo vocal se debe al post-punk, perteneciente al espectro college-alternativo(Simple Minds? Echo? The Cure?), conjuntamente con las melódicas líneas del bajo. La potente batería y la inolvidable guitarra poseen el sentido de amplio espacio, típico de las producciones de synth-pop de mediados de los 80's (Tears for Fears? Killing Joke?) pero al mismo tiempo, el reverb, el eco y el ambiente onírico generado por las melodías denotan claras influencias del movimiento dream pop (Jesus & Mary Chain? Cocteau Twins?). La guitarra, especialmente, se emparenta con el trabajo de Brian Eno con U2 entre 1984-1987. Oleadas constantes y oscilantes, que trazan una envoltura mágica, invisible y que le dan mucho más carácter a los temas, cosa muy necesaria, debido a que la cantidad de influencias foráneas puede quitarle mérito a éste tremendo disco.

Si bien la voz es buena y expresiva, la estrella aquí es el conjunto de "Paisajes Azules" que la viola no se cansa de pintar. Su ingravidez resulta fundamental para conjugar luz y oscuridad. El dolor de las letras con la luminosa belleza instrumental. No hay yuxtaposición sonora aquí sino un contrapunto perfecto. El sonido es denso, pero permeable. Te enamoras de "Carmen" a la primera escucha, así como quieres volar "A Cualquier Lugar" luego de haber realizado el "Aprendizaje" respectivo, el cual consta de 42 cortísimos minutos (el álbum se te escapa de las manos)
Plagio? Quizá. Falta de originalidad? Puede ser. El asunto es ubicar las cosas en su contexto.

La escena peruana estaba muerta y bien muerta hacia 1994 y este disco reventó maravillosamente, como un segundo grito de libertad entre los sombríos cafetines del "circuito" limeño y que, felizmente, suena nuestro, y bien nuestro.

Si fuiste un adolescente en el Perú de los 90's te sentirás identificado con esa sensación de incertidumbre...existía el rock peruano? nos habíamos quedado en los 80's? dónde estaban las bandas? Habían muchos fans, como tú, que escuchaban a las bandas gringas de moda (probablemente grunge) o las vintage ochenteras, pero que las sentían lejanas. Aquí aún no habían conciertos de calidad y sólo nos quedaban los cd's y MTV para sentirnos en ambiente. Los bares locales rebosaban de bandas con talento pero con Cero popularidad.
Es por eso que yo me identifico con 'Cero'. Dolores Delirio supo encapsular todo el conocimiento musical y las frustraciones almacenadas por 10 años en el seno de la fanaticada local y lo plasmó en un álbum. No representa un sonido anacrónico, sino que logró trepar en el tiempo por una cuestión emocional, atravesando modas.

Pero más que nada, es un disco de la puta madre.

viernes, 1 de enero de 2010

CAN - SOUNDTRACKS


Sountracks encuentra el momento exacto en que Can empieza a dejar las influencias psicodélicas de lado por un sonido minimalista y experimental, y los resultados son asombrosos.

Siendo un disco, en principio, disgregado, debido a que cada canción responde a un contexto determinado(cada una pertence a distintas películas) la cohesión del álbum en su totalidad es destacable.

Desde el comienzo se nota que Jaki Liebezeit y Holger Czukay intentan enrumbar a la banda hacia una propuesta sonora en la que predomina la rítmica por sobre la melodía.

Ahora, tomando en cuenta el nivel instrumental y compositivo de los dos individuos en cuestión, el éxito está garantizado. Y más aún si contamos con el guitarrista Michael Karoli, quien toca incesantes frases que se yuxtaponen, a la vez que cambian progresivamente de tono, dando como resultado un complejo conjunto sónico de resminiscencias tribales pero futuristas.

Este es un sonido orgánico pero artificial, un extraño contrapunto donde las voces de Malcolm Mooney, y, sobre todo, del nuevo miembro Damo Suzuki, se funden en la parte instrumental como un elemento más en el juego de texturas.

"Deadlock" arranca el viaje como una pequeña joya de tintes progresivos en la emotividad de su interpretación instrumental y vocal, pero con la potencia de una banda de hard rock de tendencia minimalista, si cabe la posibilidad de que eso exista. "Don't Turn The Light On, Leave Me Alone" demuestra el por qué Can no tiene nada que envidiarle a la sección rítmica de casi cualquier banda funk, con una percusión de gran riqueza sin la necesidad de poseer mayor complejidad. "Soul Desert", un tema sencillo, pero que destaca por la particular performance vocal de Mooney, prepara la antesala a la canción central, la portentosa "Mother Sky". Éste es un jam monstruoso, donde Can rememora la crudeza de sus bases de garage rock y ácido en un ejercicio rítmico de enormes proporciones, donde por momentos el bajo y la guitarra intercambian posiciones en el trabajo rítmico y solista(increíble construcción de capas y punteos de guitarra, en conjunto con las oleadas de teclado distorsionado de Irmin Schmidt), y cuyos casi 15 minutos no abandonan la intensidad en ningún momento.
La canción de cierre, "She Brings The Rain" es un relajado número jazzy que brinda al oyente el necesario descanso tras semejante trance musical, y culmina el disco con broche de oro.

La gente suele hablar de la famosa trilogía experimental Tago Mago-Ege Bamyasi-Future Days, o rescata los inicios psicodélicos de Monster Movie, pero suelen dejar de lado a esta maravilla, lo cual me causa perplejidad. 'Soundtracks' es, definitivamente, uno de los mejores documentos del krautrock y de la música de avant garde en general.