miércoles, 25 de marzo de 2009

BIG STAR - #1 RECORD


En una década que no se destacó por el optimismo, precisamente, este disco debe ser una de las rarezas más grandes.

Totalmente fuera de contexto, el afán de Alex Chilton, Chris Bell y compañía, el cual buscaba rescatar el lado más gentil de los Beatles, Beach Boys y hasta de los Kinks sesenteros, y expresar su amor por las melodías hermosas con una inusual potencia sónica, resultó siendo uno de los sonidos de culto más importantes de todas las épocas.

Es un disco sincero y sensible, con una inusual carga emocional en sus letras que logra tocar las fibras más ligadas a la nostalgia, a la melancolía y la inocencia de cualquier ser humano que se precie de escucharlo.

El álbum abre con "Feel", y, de arranque, se puede notar el contraste entre las sublimes armonías vocales y los intercambios melódicos de las guitarras con una sección rítmica atronadora, anunciando claramente lo que vendrá a continuacion.

Joya tras joya se suceden, llenando de luz al oyente y lo que lo rodea de una mágica forma. Sin embargo, las canciones que destaco de este disco son las baladas y las acústicas, curiosamente, las cuales desnudan el lado más vulnerable de la banda.

En la gema "Watch the Sunrise", con el simple trabajo de guitarras acústicas logran darle el suficiente color a las melodías para hacerte pensar que realmente estás viendo la ascención del sol. "Give me Another Chance" es uno de los mejores ejemplos de como se debe acoplar una sección de cuerdas a una canción para hacer poesía de verdad. "The India Song" es una pequeña y bonita rareza, tal vez haciéndole guiños al Revolver o al Sgt. Pepper´s.

Pero el tema que hace de este disco un clásico es "Thirteen". Tal vez, o mejor dicho, con toda seguridad, no hay canción que mejor evoque el nostálgico amor adolescente, donde los sueños aún existen, y donde todo se puede. La voz de Chilton parece deshacerse de ternura, mientras que los coros y las guitarras acústicas contribuyen aún mas a convertir el tema en uno de los más bellos que haya oído.

Piedra angular para el desarrollo del power-pop y alternativo, es difícil creer que solo 4 chicos en su garaje hayan intentado lo que nadie en la epoca, y logrado tanto. Imposible no ponerle 5 estrellas.

BECK - SEA CHANGE


Beck era un artista que yo desconocía por completo antes de acceder a mejores medios especializados en música. Según la información que pude obtener, se trataba de un artista revolucionario, que podía sacar canciones ridículamente pegajosas a la vez que inteligentes(Loser) pero, sobre todo, valiente a la hora de mezclar influencias que producían un collage de sonidos y samples sin paralelo desde el Paul's Boutique de los Beastie Boys o, incluso, desde el Zappa sesentero.
Es curioso, entonces, que el primer disco del artista que cayera en mis manos fuera éste. Sea Change es el disco más "calmado" de la colección de Beck, si es que el término se aplica en su sentido más extenso. Es un disco de cantautor, donde el melancólico aspecto lírico se basa en situaciones personales(llámese corazones rotos y visiones crípticas sobre el futuro de un apestado) y se apoya, principalmente, en una base de guitarras acústicas de sorprendente belleza.
Resulta difícil no sucumbir ante el dulce lamento de "The Golden Age", los acentos lo-fi en "Lost Cause" o "It's All in Your Mind", o sentirse alucinado por el siniestro crescendo de cuerdas en "Lonesome Tears", uno de sus mejores temas. Una vez que adquiriera los aclamados Odelay! y Mellow Gold(que no me causaron la misma grata impresión) fue entonces que entendí la naturaleza de Beck.
Si bien el notable eclecticismo de dichos discos no aparece en Sea Change, sí existe una sorprendente osadía por romper sus propios esquemas y lanzar un disco introspectivo y desnudo, de altísimo nivel de cohesión, el cual demuestra otra de sus muchas facetas como artista. Beck no tiene miedo en absoluto de cambiar de estado de ánimo entre lanzamientos, ni tampoco de arriesgar la respuesta del público, siempre manteniendo un nivel de calidad e independencia que muchos de sus contemporáneos soñarían con tener.

ALLMAN BROTHERS BAND - AT FILLMORE EAST


At Fillmore East debe ser no sòlo el momento cumbre de las llamadas jam bands, sino, tambièn, uno de los mejores discos en vivo de todos los tiempos.
Al ya conocido y laureado trabajo del desaparecido Duane Allman, se unen los esfuerzos y enormes talentos del guitarrista Dickey Betts, el cantante y tecladista Gregg Allman, el bajista Berry Oakley y los 2 bateristas, Jaimoe Johnson y Butch Trucks. Los menciono a todos porque, sencillamente, no le encuentro fisuras por ningùn lado, y porque todos los instrumentos funcionan como un motor perfectamente aceitado. Un buen motor de tractor sureño: arrogante, ruidoso, viril y con una presencia intimidante.
De arranque, "Statesboro Blues" te deja con la boca abierta al escuchar la tremenda slide de Duane Allman(si has escuchado otra mejor, avìsame, por favor, para no creerte) "Stormy Monday", "You Don't Love Me" y "Done Somebody Wrong" sudan blues sureño por todos lados, mientras que "Hot 'Lanta" hipnotiza con su incesante fluidez rìtmica.
"In Memory of Elizabeth Reed" presenta parte de los mejores duelos de guitarras solistas jamàs grabados en vinilo, con la sensibilidad de Betts complementando la virtuosa furia de Allman, sello de fàbrica de la banda, asì como las melòdicas lìneas de bajo y el hiperactivo trabajo percusionista.
La versiòn del Fillmore del clàsico "Whipping Post" representa el epìtome de la banda, y es el mejor indicativo de lo que significa Allman Brothers Band. Si la impresionante secciòn rìtmica y la poderosa voz aguardentosa de Gregg Allman ya provocan que empieces a cagarte en los pantalones de envidia, el inconfundible riff ondulante de la introducciòn, asì como los aterradores solos guitarreros te dejan los huesos secos.
Esta era una banda que tenìa un sentido de tensiòn musical sòlo comparable a los maestros de la mùsica clàsica, y esto no es exageraciòn. Son 22 minutos que no te dejan en paz ni un sòlo segundo, con idas y venidas, subidas y bajadas en la interpretaciòn, ejecutadas con pasmosa facilidad. Obviamente, los elementos de jazz de la banda favorecen la ligazòn entre las mùtiples secciones de la improvisaciòn, pero es el còctel resultante de muchas influencias de la mùsica del Sur el cual sorprende por su bagaje y capta tu total atenciòn.
Resulta irònico pensar que la banda insigne de aquellos rebeldes que se dejaban el cabello largo y utilizaban la bandera confederada en sus conciertos, poseyera en el afroamericano Jaimoe un genio percusionista que haga remembranza a los ritmos marciales del ejèrcito latifundista. Este disco destila muchìsimos años de historia musical de una regiòn tradicionalmente intolerante, pero que guardaba muchos diamantes pulidos escondidos.
Primero fue el "Freebird" Duane Allman, luego el maestro Oakley, y la leyenda fue cimentàndose. Pero si algo demuestra At Fillmore East de manera estrictamente musical, es que Allman Brothers Band es, quizà, no la banda màs legendaria del Southern Rock, pero sì la màs importante. Un documento inprescindible de una època donde las bandas sòlo querìan tocar mùsica y abrir fronteras. Recomendada la versiòn Deluxe del 2003, con varios bonus, incluyendo la genial Midnight Rider y el maravilloso instrumental Mountain Jam.