viernes, 17 de diciembre de 2010

SIMON & GARFUNKEL - PARSLEY, SAGE, ROSEMARY AND THYME




Fans de Simon & Garfunkel hay por montones, no es novedad.
Lo que les da cierta individualidad es que cada uno tiene un disco favorito.
Hay los que adoran el perfeccionismo musical de 'Bridge Over Troubled Water'; los fanáticos del pop de avanzada de 'Bookends'; los que se rinden ante el efectivo melodicismo de 'Sounds of Silence'; por último, también están los puristas del folk que tienen en un altar a Wednesday Morning 3 AM.

Yo, en cambio, estoy enamorado del sonido barroco y luminoso de 'Parsley, Sage, Rosemary & Thyme'.

Desde un comienzo se nota que el dúo neoyorkino decidió abandonar el inmediatismo del disco anterior por la búsqueda de nuevas propuestas. El folk electrificado cedió el protagonismo a un sónido acústico, orquestado de forma sublime, sobre el cual se sostiene el mejor trabajo vocal del grupo.

Prueba temprana de ello es el clásico "Scarborough Fair / Canticle", un delicado arreglo vocal y melódico de una canción folk tradicional, donde las armonías del grupo suenan vitales como nunca, y donde el misterioso clavicordio del último verso suena tan natural que parece haber nacido junto con la versión original.

"Homeward Bound" es otro de los muchos clásicos presentes aquí, con una de las mejores guitarras de Simon.
"The Dangling Conversation", con sus letras melancólicas y onírico arreglo de cuerdas, así como el positivo y juguetón mensaje de "The 59th Street Bridge Song" son otras de las canciones que dejaron huella. Lo mismo va para la hermosa "A Poem on the Underground Wall", donde la obsesión de Simon con los filósofos del subterráneo cobra en esta ocasión mayor fuerza y sinceridad.

Pero así como Simon se luce con la parte instrumental y contenido lírico, Garfunkel brilla con luz propia en mi canción favorita del grupo, "For Emily, Whenever I May Find Her", donde realiza con maestría y valentía un solo vocal cuya poderosa interpretación retrata, de forma inmejorable, el sueño más romántico.

La preponderancia acústica está presente en "Patterns" y "Cloudy", 2 joyitas menores, que suenan integradas al sonido general y le dan unidad. "Flowers Never Bend With the Rainfall" y "The Big Bright Green Pleasure Machine", poseen una estructura y enérgicos coros que responden a la sencillez folk-rock del álbum antecesor. "A Simple Desultory Philippic" es uno de los últimos intentos de Simon en emular a Dylan y su discurso socializado. Más efectiva, sin embargo, resulta la experimentación de "7 O'Clock News / Silent Night", donde el mensaje antibélico está representado por la yuxtaposición de la canción de cuna con el noticiero de fondo. Simon, inteligentemente, desnuda las intenciones del gobierno gringo de presentar un país ideal en medio de una época tormentosa.

Si me he dado el trabajo de describir las cualidades de cada tema, es porque cada uno posee una individualidad innegable pero forman, en conjunto, parte del mejor material del dúo, y el comienzo de su evolución.

Parsley, Sage, Rosemary and Thyme es el punto de partida desde donde el dúo partió a la cumbre, y es quizás, su disco más infravalorado, pero, por esas mismas razones, también el mejor. Y es, definitivamente, el trabajo más representativo del dúo en la época de la contracultura.
Si no me creen, existe una película muy conocida de 1967, donde actúan Dustin Hoffman y Anne Bancroft, y donde la confusión juvenil habla a través de la música de este disco ;)

lunes, 13 de diciembre de 2010

LYNYRD SKYNYRD - (pronounced 'lĕh-'nérd 'skin-'nérd)




La primera mitad de los 70's suele asociarse con el éxito masivo de bandas de heavy rock y prog rock inglesas. Led Zeppelin, Pink Floyd, Black Sabbath, Deep Purple y Yes, entre muchas otras, son íconos de ese período en particular.
En Estados Unidos, aparentemente, con la disolución de la escena hippie, se había sufrido un bajón en cuanto a la música rock potencialmente rentable. Grand Funk Railroad, CC Revival, Bread y poco más.

Otro dato interesante del contexto musical hacia 1973 era la ausencia de bandas de rock renombradas que tengan su origen en los estados sureños o centrales del país. Las costas dominaban todo, y no existía discución.
La irrupción de The Allman Brothers Band fue un impacto feroz en la búsqueda por formar una escena de "rock sureño": guitarras de blues rock, una sección rítmica basada en las jam bands(tipo Grateful Dead) y un trabajo vocal que se debate entre el blues, el country, e, incluso(y me dirán loco) algo de soul.

Poco después del éxito de Allman, otras bandas como Black Oak Arkansas, Little Feat y Blackfoot harían aparición. Y entre ellas, la más legendaria agrupación de los rebeldes pelucones de los estados racistas: Lynyrd Skynyrd.

Escuchar a la banda, es escuchar décadas de formación de un estilo de rock puramente norteamericano. Cierto, The Band ya existía, pero Lynyrd Skynyrd representaba un paso más allá: era un estilo heredero del desenfado de CC Revival, del virtuosismo en escena de Allman Brothers y de la destilación de las influencias de incontables artistas country.
Pero, más que nada, Lynyrd Skynyrd era ROCK, con las 4 letras en mayúscula.

La portada del disco debut es una especie de arquetipo entre las bandas southern, mostrando a la banda completa de cuerpo entero, apoyados en la fachada de un edificio ubicado hacia la izquierda. Como si estuvieran a punto de salir(o entrar) al bar, al saloon.

Otra característica que marcaría los trabajos de la banda sería la inusual yuxtaposición de estados de ánimo. Canciones joviales y serias se intercalan, así como algunas de sus melodías más alegres contienen letras no tan luminosas.

Desde el arranque, "I Ain't the One" nos muestra a una banda voraz, con una rítmica sincopada,el típico boogie sureño, y con tendencia al hedonismo más decadente con aceitosos riffs provenientes de sus 3 violeros.
"Tuesday's Gone", uno de sus grandes clásicos nos revela el lado sensible de la banda. Un portento de balada de country rock cuyas guitarras parecieran llorar al unísono con el cantante, el mítico Ronnie Van Zant, inmejorablemente acompañados por los teclados de Billy Powell y por el descubridor de la banda, el genial Al Kooper en mellotron y coros.
"Gimme Three Steps", con su ritmo incontenible mostraba la cara más alegre del disco con sus coros defendados. "Simple Man", otra poderosa balada, bordea con el heavy metal en los dolorosos coros (dedicados a la madre de Van Zant y la abuela del principal guitarrista, Gary Rossington), mientras que "Things Goin' On" regresa al lado más descarado de Lynyrd con unos fraseos de teclado y un ritmo casi irónico, que pareciera diseñada para los bailes de los Jueves en el Sur(pese a que la letra involucraba temas tan serios como la presevación del medio ambiente)
Finalmente, el disco cierra con el tema insigne del southern rock. "Freebird" es una canción que no necesita presentación, ya que recibe alta rotación incluso en nuestras radios. Pero la sentida intro de slide, conjuntamente con Al Kooper en mellotron y Van Zant recitando un poema al eterno Duane Allman es inolvidable, así como asombrosa la furiosa segunda parte, donde la sección rítmica y las guitarras parecieran competir entre sí por el límite de la dinámica y decretar el futuro de la banda en los solos de tinte casi apocalíptico.

(pronounced 'lĕh-'nérd 'skin-'nérd) es un disco redondo por donde se le mire. Se puede esuchar a toda hora, y de principio a fin, y se mantiene como uno de los mejores discos debut de la historia, aunque esto no se mencione a menudo.
Obligado en cualquier discoteca del simple aficionado y del conocedor.