viernes, 24 de abril de 2009

THE FLAMING LIPS - THE SOFT BULLETIN


Luego de màs de 15 años intentando superar el estigma de "banda indie que se quedò a las puertas del mainstream" los Flaming Lips deciden dejarse de "poserìas interesantes pero caras"(Zaireeka) y sacò un disco que rompiò completamente los esquemas sin necesidad de llegar a extremos.
La banda siempre habìa recorrido senderos neo-psicodèlicos, pero adaptàndolos a un sonido relativamente tangible(lèase 'canciones basadas en riffs de guitarra') Es entonces que el genio de Wayne Coyne amplìa las posibilidades sònicas de la banda aùn màs, y lo logra, creando el àlbum que siempre quiso hacer.
The Soft Bulletin es un disco barroco, pleno de orquestaciones y melodìas onìricas.
Sin embargo, tal riqueza instrumental no resulta excesiva gracias a una propuesta sonora que, si bien no deja de ser orgànica, añade elementos un tanto insustanciales en la mezcla o producciòn(yo soy un negado para esas cosas) añadiendo efectos y pinceladas que resultan siendo una agradable sorpresa.
Ante nosotros tenemos un disco èpico y lìrico a la vez, pleno de dulces melodìas que soportan el siempre vulnerable trabajo vocal de Coyne. Uno podrìa perderse en la alienante emotividad azul de "Race For The Prize"(las dos partes), o en las vaporosas texturas de temas como "Waitin' For a Superman" o la maravillosa "Feelin Yourself Disintegrate"(un tìtulo màs que apropiado) con una atmòsfera de cuento de hadas, donde la banda da fe de que el dream pop no habìa muerto ni mucho menos.
Luego de un sòlido andar por las 90's, The Flaming Lips lanzan el trabajo que muchos consideran como su obra maestra, y uno de los mejores discos de la dècada. Parece que algunos artistas si son como el vino.

VENOM - BLACK METAL


Desde que empece a escuchar metal extremo, el género musical que se me hizo más impenetrable fue el black metal. El saber que este disco es considerado como una piedra angular en el desarrollo no sólo del black, sino de varios estilos importantes del rock pesado, tales como el thrash o incluso el death, quise poner mis manos en él.
Tuve la suerte de encontrarlo en una disquera local de discos usados, y, pese a que la caja de cartón que lo contenía estaba severamente dañada, ese hecho, más que frenar mi interés, me impulsó aún más a comprarlo.
Una vez en casa, procedí a darle varias escuchadas. De forma contradictoria, pese a no ser en absoluto un disco sutil, fue necesario un largo tiempo para procesar su impacto. La producción es pésima, y la escasa variedad temática y musical tampoco contribuyen a descifrar propuestas que vayan más allá de un disco garajero, compuesto por fanaticos de la feroz velocidad metálica de Motorhead y adolescentes aficionados a la wouija. La portada, asimismo, reúne todos los clichés que harían caer al género en el terreno de lo ridículo.
Sin embargo, cuando estaba a punto de tirar la toalla, me di cuenta de que la respuesta estaba en mis narices todo el tiempo. Si se analiza fríamente, sería difícil encontrar una banda del periodo con un ataque guitarrero tan furioso y rápido, una voz más agresiva y una atmósfera mas asfixiante. La cancion homónima es un arquetipo de lo que, sónicamente, conformaría el estilo thrash, con un riffing vertiginoso y seco, acordes bajos y voces raspadas. Pero, al mismo tiempo, un clima de oscuridad recorre todos los pasajes del disco, cuyo sonido nebuloso y vagamente siniestro, sería sin duda influyente para el futuro black metal de bandas como la genial Bathory y los Darkthrone.
No es la influencia de Mercyful Fate, cuya virtuosidad instrumental, su imagen y la voz esquizofrénica de King Diamond definirían la propuesta de la movida; la influencia de Venom es, exclusivamente, de actitud.
Sucediéndose, una tras otra, las canciones van armando poco a poco el soundtrack del averno hasta llegar a la no despreciable "At War with Satan", un buen instrumental que representa un perfecto corolario para la obra y que determinaría el título del siguiente disco en la carrera de este trío de Newcastle por llegar a ser dignos de Satanás.

THE STOOGES - THE STOOGES


El debut de Iggy Pop y The Stooges resultaría sorprendente para los fans de sus temas más conocidos, como "Raw Power" o "Search and Destroy", no porque no posea la demencial furia de la interpretación y la crudeza del sonido de la banda, sino porque el enfoque es muy diferente. Aquí, el sonido Stooges es aún más primigenio, pero, irónicamente, más experimental y revolucionario.
El cuarteto de Detroit es, probablemente, el primer grupo que desnudó al máximo la instrumentación del rock, dejando efectivos sólo los elementos necesarios: un cantante, una guitarra, un bajo y una batería. No había lugar para más, ni tampoco se necesitaba.
Si los Doors fueron la primera banda "oscura" del rock, la Velvet Underground la respuesta de la Costa Este, y Frank Zappa & the Mothers of Invention la desfachatez total, The Stooges representó la consolidación, la prueba de la existencia de un sector marginado y marginal de la sociedad: Los renegados, los sucios, los que carecen de atractivo, los que quieren romper el molde porque no encajan, los que quieren evadir los convencionalismos porque ocultan la verdad. Eran aún más peligrosos porque no pretendían ser desadaptados, sencillamente lo eran.
Pese a que carecían del bagaje cultural de Jim Morrison, de un mentor como Andy Warhol o de un genio como Zappa -cuya banda, pese a su facha de freaks incorregibles, eran músicos de nivel de conservatorio-, The Stooges se las arreglaron para cambiar el rock para siempre.
Y lo hicieron con estilo.
La tosca distorsión del riff de entrada de "1969" avisa que estamos ante un álbum diferente. Y mientras riffs y solos crudísimos son acompañados por la sección rítmica más básica que puedas encontrar, Iggy Pop redacta su bestiario y lo hace de la forma más perversa. En "1969" predice el resultado de la apatía de una generación que prometió mucho y no logró nada. En "I Wanna Be Your Dog" la degeneración carnal llega a niveles insospechados, mientras que la icónica "No Fun" le hace eco a "1969" y profundiza la sensación de inanición. Les suceden la notable y venenosa "Real Cool Time" y otros ejercicios de rock cuadrado y garajero que cierran un disco inmediato y brutal, con la sola excepción de "We Will Fall" un absurdo tema de más de 10 minutos donde intentan emular innecesariamente a la Velvet, dando como resultado un enorme bostezo y un rotundo skip en el equipo.
Iggy Pop había empezado a cimentar su sitial entre los frontman inmortales del rock. Demente y contestatario como pocos, sus performances lo elevarían a nivel de héroe e ícono indiscutible del nacimiento del punk, una escena de la cual es padrino indiscutible. Pero ojo que sus compañeros no son mera comparsa. Los hermanos Ron y Scott Asheton, en guitarra y batería respectivamente, así como Dave Alexander, sentarían escuela por la furia anárquica y grosera de sus interpretaciones. Sid Vicious, Johnny Thunders y G.G. Allin tomaban nota. The Stooges fue el primer álbum de una propuesta que, pese a los arrebatos de velocidad y volumen que sus bandas perpetran con tal de llegar cada vez más lejos, nunca volvió a encontrar unos representantes más auténticos.

SEX PISTOLS - NEVER MIND THE BOLLOCKS, HERE'S THE SEX PISTOLS!


Este disco fue importante, revolucionario y visionario también(lástima que su legado haya sido adoptado por muchas banditas de medio pelo que se hacen llamar punks en estos días) Mostraba que la formación básica de rock n' roll, que contara con sólo 3 o 4 acordes para una sola canción podía ser tan o más poderosa como expresión musical que el rock progresivo, por ejemplo, el cual fuera objeto directo de los ataques histriónicamente clasistas de Johnny Rotten. Esto se observa en la propuesta de los Pistols, que no era la misma de los Ramones, ni mucho menos la de otros colegas neoyorkinos como Patti Smith, Richard Hell o Television. Los Pistols eran sucios, contestatarios y rabiosos, sin ningún ánimo de intelectualidad lírica o fineza en la interpretación, por lo que se entiende su tirria hacia dinosaurios como Pink Floyd o Yes.
Los conciertos que precedieron y sucedieron al lanzamiento de esta piedra angular fueron manifiestos de anarquía total. Los pogos se hicieron populares. La formación de una subcultura y una nueva escena había sido creada. En 1977 nacía un movimiento y sus protagonistas eran los Pistols. Historias como las de Sid Vicious sólo alimentaron aún más el mito.
Hasta aquí todo bien si se analiza desde un punto de vista histórico, en referencia a la influencia ejercida. Pero una vez que dejas de lado su impacto, el disco pierde toda interés, al menos para mí. No sé si sea correcto decir que si hubiera sido lanzado un par de años después hubiera pasado desapercibido, pero lo que sí puedo asegurar es que, de ser así el caso, difícilmente lo hubiera comprado. Puedo poner con frecuencia God Save the Queen o Holidays in the Sun en el reproductor, pero me aburre escucharlo completo. Y es un disco punk!
Para citar una frase de Gonzalo Torrente Ballester: "valía más lo que significaba que lo que era"