Luego de màs de 15 años intentando superar el estigma de "banda indie que se quedò a las puertas del mainstream" los Flaming Lips deciden dejarse de "poserìas interesantes pero caras"(Zaireeka) y sacò un disco que rompiò completamente los esquemas sin necesidad de llegar a extremos.
La banda siempre habìa recorrido senderos neo-psicodèlicos, pero adaptàndolos a un sonido relativamente tangible(lèase 'canciones basadas en riffs de guitarra') Es entonces que el genio de Wayne Coyne amplìa las posibilidades sònicas de la banda aùn màs, y lo logra, creando el àlbum que siempre quiso hacer.
The Soft Bulletin es un disco barroco, pleno de orquestaciones y melodìas onìricas.
Sin embargo, tal riqueza instrumental no resulta excesiva gracias a una propuesta sonora que, si bien no deja de ser orgànica, añade elementos un tanto insustanciales en la mezcla o producciòn(yo soy un negado para esas cosas) añadiendo efectos y pinceladas que resultan siendo una agradable sorpresa.
Ante nosotros tenemos un disco èpico y lìrico a la vez, pleno de dulces melodìas que soportan el siempre vulnerable trabajo vocal de Coyne. Uno podrìa perderse en la alienante emotividad azul de "Race For The Prize"(las dos partes), o en las vaporosas texturas de temas como "Waitin' For a Superman" o la maravillosa "Feelin Yourself Disintegrate"(un tìtulo màs que apropiado) con una atmòsfera de cuento de hadas, donde la banda da fe de que el dream pop no habìa muerto ni mucho menos.
Luego de un sòlido andar por las 90's, The Flaming Lips lanzan el trabajo que muchos consideran como su obra maestra, y uno de los mejores discos de la dècada. Parece que algunos artistas si son como el vino.
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