viernes, 20 de agosto de 2010

JETHRO TULL - THICK AS A BRICK


Jethro Tull ya lo había hecho todo, en teoría:
Había desarrollado un sonido propio; superado cambios de formación y pulido una gran identidad como banda en vivo. En el ámbito comercial, se había ganado a pulso una sólida base de fanáticos con su último lanzamiento, Aqualung, el cual les brindó una popularidad en EE UU a la par del gran éxito que venían disfrutando en Inglaterra, con un álbum número 1 en las listas - el maravilloso Stand up- inclusive.
Pero la naturaleza de Ian Anderson le impedía darse por satisfecho. El genial vocalista/flaustista/guitarrista es uno de los mayores genios de la música popular, precisamente porque siempre sabe reinventarse y nunca es conformista. Y el resultado de su nueva inquietud por innovar fue una sola canción de, nada menos, 43:50 minutos.

¿Qué hacemos con esto? deben haber pensado en Chrysalis. Entonces, se dieron a la vieja tarea de partir una canción en 2. La particularidad es que esa era una práctica común con los singles, no con álbumes enteros. Así que el reto mayor era conseguir que el impacto no se diluya en ningún momento.

Y una vez más, Anderson les taparía la boca a todos: sello disquero, críticos y excépticos.
Demostró que la banda ya no quería seguir el formato de canciones, sino de movimientos. Demostró que una banda cultora del blues y del folk podía ambicionar más y experimentar con nuevas estructuras y fusiones musicales. El trabajo lírico ya era bastante sui generis, por así decirlo, así que la nueva bestia destilaría personalidad por todos lados.

Me faltan palabras para describir la introducción de la canción, una bellísima invitación de guitarra acústica, flauta y trova hacia el interior del bosque y sus juguetona naturaleza.
Una vez adentro, se suceden, uno tras otro, los súbitos cambios de secciones, donde parecieran convivir, por momentos, la furia del rock duro con la delicadeza de una declamación; enérgicos crescendos de la portentosa guitarra del compadre Martin Barre con el cálido tono vocal de Anderson; una rítmica marcial que se intercala con luminosos fraseos de teclados.
En suma, luz y sombra.
Es como una expedición completa hacia el corazón de dicho bosque, justo en el momento en que el sol se afirma en el horizonte y la penumbra de las copas va dejando paso a los primeros rayos dorados. El instante mágico en que se reúnen las ardillas con los carpinteros, los osos y los castores.
Un viaje en un instante. Un viaje de 44 minutos. 44 minutos que pasan como el agua. Un álbum igual de efectivo que un single.

Y es ese paisaje de contrastes donde 'Thick as a Brick' toma su lugar. En teoría debería estar destinado a acumular polvo en los rincones de las discotecas, y a esperar años en las góndolas de las discotiendas, pero llegó a ser número 1 en EE UU y un éxito a nivel mundial. Era una empresa insólita, pero que triunfó sin atenuantes.

Y lo mejor de todo es que, siendo uno de los documentos más fehacientes de lo que significó la escena progresiva de los 70's, aún se mantiene vigente tras casi 4 décadas.

Y estoy seguro que seguirá riéndose de todas las barreras que aparezcan.

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