Automatic For The People es, quizá, el álbum más representativo de R.E.M. en la época del boom alternativo noventero(al que ellos influenciaron de forma definitiva), y es, sin duda, uno de los grandes picos de su discografía. Cuando Michael Stipe & co. decidieron dar el gran salto a un sello discográfico importante, lo hicieron asegurándose de no comprometer su honestidad lírica y los elementos representativos de su sonido. Evidentemente, tras 5 álbumes de pop underground con sus insignes guitarras jangle pop y un sentido melódico envidiable, la fórmula empezaba a acercarse a aquel peligroso límite de la repetición sin contenido. Green fue el álbum de transición y Out of Time el que generó el boom comercial que los convirtió en una verdadera fuerza de la naturaleza en el rock. La crudeza punky de su base rítmica y la sutil pero efectiva dinámica fue reemplazada por una mayor riqueza instrumental y una mayor variedad temática en la oferta del álbum. Ejemplo de ello es la 'perfecta por donde se mire' Losing My Religion, que presentaba a un Peter Buck inédito en mandolina, una precisa sección de cuerdas y el típico susurro de Stipe intacto, elementos que perdurarían a lo largo de la década. Sin embargo, Out of Time tenía sus baches, con algunas canciones flojas y letras un tanto sosas, por lo que la promesa de la banda -la de componer "un disco de rock" para el siguiente lanzamiento- tuvo que posponerse de alguna forma(ese disco terminó siendo el estridente Monster de 1994) R.E.M. necesitaba, me imagino, demostrarse a sí mismos que podían concebir otra joya, pero dentro de los nuevos términos. Automatic for the People es, entonces, el álbum que Out of Time no pudo ser. EL álbum pop definitivo de la primera mitad de los 90's. Tomando en cuenta los tiempos que se vivían en 1992, con toda la onda de letras angustiosas y el grito ahogado de la generación X, canciones como la melancólica Drive y la bella simpleza de Everybody Hurts(dirigida al gran amigo y admirador de Stipe, Kurt Cobain) encajaron perfecto con la audiencia y se convirtieron en éxitos, conjuntamente con la mejor canción del disco, Man on the Moon, que contiene una de aquellas pocas melodías 'perennes'. Entre las canciones menos conocidas están las dulces baladas folky Sweetness Follows y Try not to Breathe y otras gemas, como The Sidewinder Sleeps Tonite , Star Me Kitten y Find the River. Ahora, si bien la banda en conjunto suena integrada 100%, individualmente se advierten los aportes: Buck se luce con un arsenal de acordes y arpegios acústicos reminiscentes del barroco, alternados con furiosos power chords. Stipe trabaja diferentes tonos vocales. Mills y Berry, si bien se esconden un poco más en la mezcla, no dejan de ser el patrón matemático en el que descansa el peso de los temas. Una mención aparte para mi favorita del disco, Nightswimming. Si existe alguna canción que me transporte a los años más inocentes con un pequeño toque de melancolía, ésta es una de ellas. Sólo una sencilla y mágica línea de piano, sección de cuerdas al fondo y Stipe recordando los años donde toda una comunidad de jóvenes entusiastas iniciaría la revolución del rock americano, detallando sus costumbres, simbolizadas con un baño colectivo en la madrugada, en un lago de la localidad. La nostalgia nunca fue tan hermosa.
lunes, 23 de marzo de 2009
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