Pregúntale a cualquier fan del metal que se precie de escuchar los estilos más extremos: Death es la banda arquetípica del death metal, y fue la principal influencia para cada etapa de su evolución, ya sea desde sus inicios como una de las expresiones más agresivas y caóticas del heavy underground hasta las indiscutibles joyas muysicales que Chuck Schuldiner lograra lanzar antes de su irreparable pérdida. Hay dos formas de "entender" una banda. Una es agarrar el disco que todos aclaman, y, de ahí, seguir explorando los demás álbumes de acuerdo a su nivel de popularidad. La segunda, empezar desde el inicio hacia adelante o, en su defecto, desde el final y en reversa. Para el que gusta de las cualidades épicas y técnicas del heavy metal, The Sound of Perseverance es un regalo divino. No sólo es el álbum más instrumentalmente logrado de la banda, sino que ocupa el privilegiado lugar de ser el último trabajo del genial guitarrista. Me dispuse a poner manos a la obra y a empezar desde la última etapa de Death, la más compleja y progresiva, la que demuestra la verdadera ambición de un músico que quiere vencer a las barreras de un estilo. Se suele calificar al death metal como el estilo más veloz y agresivo del género. Con voces(gruñidos), a veces, ininteligibles, y guitarras lodosas, enfocadas en la agresividad, dejando de lado toda sutileza. Vale decir: un thrash aún más bullero y salvaje. Esto puede ser atribuido, sí, a la primera oleada o a los primeros trabajos que surgieron desde Scream Bloody Gore, el disco pionero de la movida. Ninguna de éstas características, sin embargo, están presentes en The Sound of Perseverance. La increíble velocidad en los cambios rítmicos y las diferentes secciones abrazan una destreza instrumental envidiable. Los pasajes más veloces se asemejan a un thrash con riffs cromáticos, mientras que la voz de Schuldiner, similar a la de un espíritu rabioso, nos expresa sus lamentos y maldiciones. El disco empieza con la espectacular Scavenger of Human Sorrow, 7 minutos de furia y tecnicismo, y, de ahí en adelante, salvo la sublime Voice of the Soul(uno de los mejores instrumentales del metal de todos los tiempos) el álbum no nos da descanso alguno: ¿Cómo no contener la respiración con el coro apocalíptico de Spirit Crusher, un manifiesto proveniente del más allá, dueño de uno de los riffs mas pesados que haya escuchado? Monstruo tras monstruo y bestia tras bestia, el disco cierra con un cover del Painkiller de Judas Priest, donde Schuldiner y Richard Christy parecen lanzarles un desafío a Halford & co. con una versión dinámica y enérgica hasta el límite, plena de increíbles solos de guitarra y una introducción de batería aún más amenazante que la original. Una vez terminado de escucharlo es posible que te preguntes si el álbum fue hecho por humanos, dado el singular matrimonio de una virtuosidad y creatividad singulares y una potencia avasalladora. Una característica particular de este trabajo es la de poseer luz y sombra dentro de una masa sónica de inquietante densidad. Las canciones siempre tienen la cuota de oxígeno necesaria y existen muchos detalles que son descubiertos a medida que te familiarizas más con ellas. Tanta chalatanería no es gratuita, y es entonces que yo cuestiono a todos aquellos que se quejan del abandono de aquel Death abrasador, adorador de la velocidad y brutalidad...¿realmente puedes pedir más? o mejor aún...¿te parece que semejante obra siga en la oscuridad y ajeno al oído del aficionado incipiente? Si tus respuestas son positivas, entonces, con todo respeto, quizá no sepas lo que es heavy metal. Ante tus narices está uno de los mejores discos de la década y de todos los tiempos. El "padre del death metal", sin duda alguna, se despidió a lo grande.
lunes, 23 de marzo de 2009
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