Para todos aquellos que aman la música, nuestra relación emocional con ella es plena y recíproca.
Por nuestro lado, cuidamos a nuestros discos como si fueran nuestras mujeres (u hombres): los limpiamos, los protegemos, les dedicamos gran parte de nuestro tiempo diario y tendemos a hablar de ellos con orgullo (y pedantería) frente a los demás.
Pareciera mucha atención otorgada pero, si analizamos a fondo, con las justas llegamos a corresponder.
La música SIEMPRE está allí. Siempre es poderosa; siempre responde a los estímulos correctos; siempre nos acoge; nos empila cuando andamos de buen humor; nos acurruca cuando estamos de malas. Incluso conozco el caso de un amigo al que una de sus álbumes favoritos le salvó la vida.
Pero este preámbulo es puro floro para contarles lo que en realidad me sucedía determinada época.
La vida había sido una mierda últimamente. Te sacas la mugre en doble turno de chamba para no ver frutos (retraso en los pagos, cabeceadores, clientes sin sesos) tus amigos de carne y hueso no aparecen; has tenido alguna bronca en la calle; pierdes tiempo valioso, pues te han obligado ir a determinado compromiso porque "NO PUEDES FALTAR" (odio esa frase)...pero sobre todo, uno de tus familiares más queridos se encuentra en muy mal estado de salud.
Casi todo esto me sucedió la última semana de Diciembre del 2010 y han habido días donde coincidían casi todos los síntomas.
Hay momentos en que dan ganas de abandonar el barco.
La noche de aquél Lunes fue la peor. Nisiquiera pude trabajar (bendición para algunos) por circunstancias ajenas. Estaba extremadamente ansioso y deprimido a la vez. Son los momentos en que te encierras en tu cuarto con la pc encendida y quisieras meterte a la pantalla para entrar a otra realidad y escapar.
Al principio, no reaccionaba...atinaba a los actos más básicos del ansioso: comer desmedidamente, miraba a un punto X sin razón aparente, empezaba a escribir un artículo y lo borraba al instante, hacía zapping en la tele sin parar (5 vueltas completas, mi récord personal)...hasta que recordé que tenía discos, un equipo y parlantes.
Me decidí por uno de mis 5 discos favoritos: el 'Made In Japan' de Deep Purple...pero su potencia y caudal sonoro me quitaban el balance. Entonces, siguiendo con mis favoritos agarré el 'Thick as a Brick' de Jethro Tull. Aquella inolvidable intro acústica, la flauta traviesa y en general su calidez instrumental me transmitió el calor necesario para relajarme. Poco después colocaba el maravilloso álbum debut de The Doors y su misteriosa, hipnótica atmósfera me abstraían aún más de mis problemas. El viaje estaba casi terminado, ahora esa cuestión de fundir esa dimensión alterna con el plano terrenal...cogí el 'Ritual de lo Habitual' de Jane's Addiction y su mezcla de perversión mundana con espiritualidad pagana me daban la fuerza para afrontar los problemas con ironía y suficiencia...regresando al 'Made In Japan' (ya listo para semejante cañonazo heavy) empecé a imitar a Blackmore en el solo de "Highway Star sobre mi cama y terminé el itinerario con el 'Appetite for Destruction' de Guns N' Roses...carajo que me solté las mechas, agarré una escoba y me creía Slash en el estadio de los Yankees en 1988 eyaculando notas con el solo final de "Paradise City" (como en la foto de abajo XDDDD).
Yo había llegado a las 6:30 pm a mi casa derrotado....y a las 11:00 pm salí a la calle dispuesto a destruir estrellas con los puños. Sólo bastó con recurrir al amigo más fiel.
Fue una noche completa, debo confesar...y regresé feliz, dispuesto a susurrarle a mi almohada mis hazañas (pueden reírse, si quieren) pero antes quise poner otro disco...EL HORROR...la lectora de cds se había malogrado. Hay gente que sobrevalora la alta fidelidad, las ediciones de super audio y demás frutas...las huevas, al amigo se le escucha siempre. No digo que la cosa es recíproca?
A duras penas, alcoholizado y muerto de sueño Me traje al cuarto el minicomponente de la sala y puse el 'Wednesday Morning 3 AM' de Simon & Garfunkel (ese dúo que aparece en la puerta de mi clóset en la foto de arriba), el cual me hizo dormir como un bebé, recordando aquellos lindos días de 8 años antes, cuando recién descubría la música y pasaba días enteros sin pensar en nada más, encerrado en mi mundo.
Es cierto que para el 2010 otras cosas ocuparon espacio en mi vida (trabajo, pareja, etc...) pero la amistad perdura aunque no haya un contacto directo constante...como leí en algún lado, el plástico es eterno...y es una suerte que mis 800 amigos sean de plástico.
jueves, 25 de agosto de 2011
EL AMIGO QUE NUNCA FALLA (A MENOS QUE EL EQUIPO ESTE CAGADO?)
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